Read Time:11 Minute, 53 Second

Con sus inteligentes paralelismos con la situación militar mundial actual, su ritmo e intensidad de estilo “a vida o muerte”, la fuerza y la solidez de sus personajes y los elementos más clásicos a la ciencia ficción televisiva de toda la vida, el remake de Galactica: estrella de combate”que durante cinco años emitió el Sci- Fi Channel en Estados Unidos (convirtiéndose en el programa de referencia de la cadena, algo que llevaban años buscando) y en España la cadena por cable Calle 13, ha sido una de las series de referencia durante la primera década del siglo XXI. Siempre destacó por su estudio de las relaciones humanas, a pesar de una perspectiva en apariencia tan distante de nuestro presente pero que sin embargo no lo era tanto (como en las grandes obras del género), y su retrato, en ocasiones tremendamente oscuro y pesimista, hacía pensar, a menudo, en un desenlace de lo más negro para la raza humana.

El canto del cisne

Sin embargo, y en una decisión que dividió a los seguidores de la serie, en las últimas cinco horas de serial se prefirió tomar por un camino mucho más cercano a la ciencia ficción más “convencional”, acentuando sus hasta entonces no tan exagerados toques new age, con muchos elementos de culebrón y elaborando una trama final muy del género de toda la vida (el paso evolutivo final de la máquina como ser inteligente) e incluso algo del cómic (la revelación de que un personaje es el causante de todos los males tanto de humanos como de la mitad rebelde de los cylons, una especie de super-villano que cobra cara y ojos durante el arco final del programa, los de Dean Stockwell nada más y nada menos). En cualquier otro serial fantástico ese giro seguramente hubiera sido mucho más aceptado (tampoco parece muy alejado en muchos aspectos del color que está tomando “Perdidos” a medida que se está acercando a su final, aunque allá parece que se toman su tiempo para irlo elaborando poco a poco), pero es que a cinco horas de final, y debido a una rebelión dentro de la nave Galactica, donde transcurre el grueso de la serie, los personajes principales se estaban matando a tiros entre ellos en a una guerrilla civil, llevando su dibujo del retrato de la humanidad luchando por sobrevivir hacia el extremo. De pronto tras esta trama se reconducía el argumento a esas nociones, menos humanistas y mucho más delirantes, no faltas de calidad y de ideas potentísimas, pero quizá algo precipitadas y que hubieran ganado un poco más desarrolladas: la revelación final del quinto cylon y su retorno a la Galactica, el descubrimiento del pasado de los últimos cinco modelos y los planes del malvado Cavill (Stockwell). Y este contraste chocaba, aunque la cuarta temporada ya había empezado a desarrollar algunas tramas un poco, digamos, uhm, raras (véase la relación entre Saul Tight y Caprica Seis, que aun no tengo muy claro a estas alturas si me gustó o no).

Como si diera la sensación de que los guionistas de la serie se hubieran enrocado a si mismos con algunos conceptos (la verdadera identidad de Kara Thrace, la poca importancia que termina teniendo en líneas generales el retorno del quinto cylon, amén de las pocas revelaciones que ofrece tanto a Adama como al espectador), o que en algunas ocasiones les temblara el pulso, como demasiado encariñados a sus personajes (no es que sea especialmente sanguinario el final de la serie, cuando había razones para pensar que más de un personaje principal que sale de rositas acabaría falleciendo (1)), su trilogía final, “Daybreak”, tiraba por lo emocional, a lo cual se le puede acusar de ser fácil en la misma medida que se lo puede hacer por efectivo. El impacto golpeaba al espectador y podía llevarle a tener ganas por momentos de levantarse del asiento y ponerse a aplaudir con algunos momentos que eran de quitarse el sombrero (el vibrante descubrimiento de la presidenta Roslyn sobre su profecía en la Casa de la Opera, el discurso final de Baltar a Cavill sobre Dios) o de emocionarse con el final de la flota de naves comandada por Anders o con los flashbacks de Nueva Caprica antes de la caída (2), pero del mismo modo pasado un período de reflexión darse cuenta de que en general, se habían quedado bastantes preguntas sin respuesta y de que la trama tenía algunos agujeros.

Algunos de estos agujeros se podían “tapar”, y con esas intenciones nace “Battlestar Galactica: The Plan”, de momento el último vistazo al universo que Ronald D. Moore y David Eick desarrollaron basándose en un concepto mucho más simple creado por Glen A. Larson para una serie que básicamente pretendía ofrecer mucha acción juvenil basándose en el éxito de “La guerra de las galaxias” a finales de los setenta, y que “re-imaginada” ha terminado unas cotas de éxito, tanto de público como de crítica, que seguramente sus dos guionistas principales no llegaron a imaginar ni en sus más alucinadas fantasías. Como el mismo título indica, la intención del telefilm es intentar explicarnos “el plan”, ese que llevaba saliendo desde los títulos de crédito desde el principio de la serie y que nos anunciaba que todo lo que hacían los cylon tenía un propósito. Y lo hace “reestructurando” las dos primeras temporadas: la historia comienza, de nuevo, desde el principio, con la caída de las 12 colonias a manos de los cylons, y terminará con la que era la primera aparición del Padre Cavill hacia finales de la segunda temporada. Es decir, “volvemos” a ver la serie desde el punto de vista del personaje (o personajes, ya que cada cylon tiene varios modelos) de Dean Stockwell: como manipuló a los cylon infiltrados en la flota durantela primera etapa, como se le rebeló alguno del cual apenas hemos sabido nada durante toda la serie (el modelo Simon, en una de las mejores tramas del film y que no hubiera quedado nada mal como sub-trama de la serie), haciendo un uso muy imaginativo de las “imágenes de archivo”: en algunos momentos nos cuelan una escena nueva que encaja perfectamente al continuarla con una de la serie, o al revés, un momento de esta continúa con un nuevo añadido. Como un “extra” de un DVD, vamos, pero a lo grande, hecho para la ocasión y con argumento propio.

Una virtud especialmente destacable del telefilm: en él se hacen encajar las piezas con especial habilidad. Por que si uno investiga un poco (no hace falta un Watergate, solo echar un vistazo a los comentarios de Ronald D. Moore en cualquier entrevista o en esos libritos la mar de majos para los seguidores de la serie, Battlestar Galactica: The Oficial Companion, repletos de información sobre la serie episodio por episodio) se da cuenta de que los guionistas, originalmente , no tenían, al contrario que los cylons, un plan: basta con decir que no se decidieron por seleccionar a los cinco últimos modelos hasta finales de la tercera temporada, por citar un ejemplo. Por ello, es fácil especular que cuando escribían la primera temporada tampoco tenían presente (o muy desarrollado más allá de un par de notas) que en Caprica existía una resistencia liderada por Samuel Anders, futuro miembro de la flota (y de importancia capital en los episodios finales), o que los cylons iban a desarrollar personalidades propias e inquietudes como individuos (representadas en Simon en el film, pero con apuntes ya en Boomer o Leoben). Diablos, probablemente cuando se empezó a escribir la serie ni siquiera se tenía en mente el personaje de John Cavill, y en él se basa toda la trama del metraje. De hecho, lo de Dean Stockwell en la serie recuerda un poco lo que ocurrió al principio con Edward James Olmos cuando “fichó” contra todo pronóstico para interpretar a Adama (3). Es una figura tan eminentemente “cool” y ha tenido roles secundarios tan inolvidables que su imagen “guay” lleva a olvidar que, por encima de todo, es un pedazo de actor, y aquí lo demuestra de nuevo, en la dualidad de “sus” Cavill, el “malvado” que conoceremos en la serie, que vive en la flota y que siente una enorme repugnancia por el ser humano y todo lo que le rodea, y el que se encuentra con Anders en Caprica y se une a la Resistencia, que aprende (de máquina a máquina, lo cual de dota a esa trama de bastante interés) los valores y sentimientos humanos.

La escena más polémica del film y que ha generado bastante controversia es en la que el Cavill con más mala leche apuñala a un niño huérfano que le va detrás durante gran parte del metraje buscando un lugar donde quedarse a dormir. Es cierto, la escena es bastante dura (para un producto de este tipo, realizado para TV) y Stockwell pone una cara de asco tras apuñalar al crío y apartar el cadáver de una patada que es de antología, pero tiene un valor simbólico considerable y no es violencia gratuita ni inútil. Para empezar ese niño solo comparte escenas con Cavill, y recordando los comentarios que le hacía Ellen Tight en la serie, en la cual hacía en más de una ocasión referencia al cylon interpretado por Stockwell como “un niño asustado”, el personaje más bien está apuñalando a una parte de si mismo que desea sacarse de encima para ser una “máquina completa”. Asesinar a ese niño forma parte de su viaje. Y sí la escena es dura… recuerden que detrás de las cámaras está Edward James Olmos como director, y si han visto “American Me” ya saben que no se anda ni con sutilezas ni con rodeos.

Pero más allá del interés que pueda tener la obra como complemento de la serie, para todo aquel que nunca haya visto o no tenga interés especial en “Galactica”en formato episódico, que se abstenga de acercarse a el film, puesto que probablemente no entenderá gran parte de lo que pasa (se dan por entendidas demasiadas cosas, cuenta con la complicidad del seguidor del producto) y se aburrirá como una ostra (vamos, como leer este artículo sin haber visto ningún episodio). Para un espectador “casual” que quiera “ojear” como es el universo de esta “Galactica: estrella de combate” re-imaginada pero que le de miedo embarcarse en una trama de unas 80 horas de duración, es mucho mejor que le den un mordisco a la mini-serie con la que da inicio la saga, editada en DVD y de unos 180 minutos de duración, o la otra TV Movie al margen de la continuidad normal de los episodios, “Razor”, que a pesar de estar relacionada directamente con la segunda y tercera temporada (4) cuenta una historia auto-conclusiva con personajes creados especialmente para la ocasión y puede servir para tener una idea general del tono del universo.

Y no puedo dejar de mencionar, como aspecto negativo, la ausencia de Mary McDonnell en la película, quizá junto al Almirante Adama la cara más identificable de “Galactica” y la cual no se deja ver ni siquiera en escenas de la serie re-usadas, ignoro si por razones de contrato o por decisión personal de la actriz. Un cameo hubiera sido bienvenido, pero en fin, no se puede tener todo.

¿Será esta la última vez que sepamos sobre “Galactica”, ahora que los sets de rodaje han sido desmantelados y el vestuario subastado? Sigo teniendo mis dudas. Aunque una secuela directa de “The Plan” ya no tendría el mismo interés, puesto que Cavill si bien como secundario es un personaje habitual a partir de la tercera temporada, usar este mismo esquema para contar una historia sigue siendo válido (podría ser una historia paralela de otra nave de la flota, por ejemplo). Aunque si pintan bastos yo preferiría una historia que fuera aclaratoria del todo sobre “los cinco finales” (5), que aun sigue teniendo bastantes lagunas. En todo caso, veremos si la que debe ser su sustituta natural como referente televisivo de la ciencia ficción (vaya presión le ha caído encima antes de su estreno), “Caprica”, la precuela de la serie situada 58 años antes y que narra la creación de los primeros cylon, logra hacerse una identidad propia y sirve como algo más que un placebo de esta inolvidable serie.

Trailer (en V.O):

Notas

1. Los personajes de Carl “Helo” Agathon y Sharon “Atenea” Valeri deberían haber muerto en el episodio final, según el guión original, y su hija haber sido criada por Gaius Baltar y Caprica Seis, por citar en ejemplo del cual habían dado pistas bastante claras desde el final de la primera temporada.

2. Todo ello reforzado siempre por la espléndida banda sonora, que merece una mención especial, de Bear McCreary, especialmente brillante en “Daybreak” , el cual tiene un segundo CD dedicado solo a esta trilogía de episodios en la banda sonora de la cuarta temporada de la serie.

3. Originalmente, y teniendo presente la serie original de los setenta, Edward James Olmos no quería ni leer el guión de la mini-serie. Fue su familia la que le convenció para que lo hiciera y le acabó encantando, pero hizo firmar a Ronald D. Moore una cláusula que le impedía meter monstruos y otras criaturas en la serie garantizándole que la serie trataría sobre aspectos más humanos, a lo que el guionista, que ya tenía en mente algo en esa onda, accedió de inmediato.

4. “Razor”, cronológicamente, sucede “entre episodios” de la segunda temporada, de hecho a lo largo de su metraje se van haciendo pequeñas referencias a episodios para saber en que tiempo situarse. Sin embargo, se hace recomendable verla cuando fue emitida, es decir, entre la tercera y la cuarta temporada, por ciertas pistas que dan sobre un personaje en concreto.

5. De hecho existe un cómic, publicado por Dynamic (encargada de editar diversas historietas de la serie, desde una serie regular sobre la Galactica hasta mini-series sobre la primera guerra Cylon o sobre el pasado de Thomas Zarek) , sobre la historia de los cinco últimos modelos anteriores a su reencarnación, Battlestar Galactica: The Final Five. Ignoro la calidad de estas series o si hay planes de publicación en España de las mismas.

 

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %

Average Rating

5 Star
0%
4 Star
0%
3 Star
0%
2 Star
0%
1 Star
0%

Deja un comentario