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Gritos en el pasillo es la primera película de animación de terror realizada con cacahuetes. Todos los actores lo son, y el resultado, tan original y demencial como cabe esperarse, no decepciona, aún con los inconvenientes inherentes a una técnica así de peculiar. Expresionista, divertida y muy bien hurdida, hablamos con su director, Juanjo Ramírez, Desde que Juanjo terminó Gritos en el pasillo, que ahora mismo se puede comprar en DVD, ha estado haciendo cosas: el guión de , un thriller dirigido por Cesar del Álamo que podría salir en DVD directo de la mano de Friki Films (Juanjo Ramirez lo dijo en su blog, así que supongo que se puede anunciar, aunque en la web deFriki aún no he visto que venga), y trabaja regularmente como guionista en el programa de culto de TV Vaya semanita. Como ilustrador, también ha estado jugando con un concepto de ilustración humorística que él llama dibujosaurios (http://dibujosaurios.blogspot.com/).

Entrevista a Juanjo Ramirez
Director de “Gritos en el pasillo”, el Shutter Island de los caducados mentales.

¿Cómo surge la idea de hacer algo tan maravillosamente insólito como una película de animación con cacahuetes?

Pues posiblemente todo comenzó estando Alby Ojeda [el director de fotografía] y yo, los que al final hemos sido los máximos responsables de la película, ideando algún procedimiento para poder hacer cine en nuestra isla, Fuerteventura, que es un sitio en donde no hay gente suficiente para hacer una película en condiciones, ni gente que tenga esa capacidad de entrega; es una isla en la que no hay costumbre ni las bases asentadas para ello. La única salida que le veíamos era echarle imaginación e inventar algo cinematográfico que en el peor de los casos pudiéremos hacer dos únicas personas encerradas en una habitación. Como efectivamente así ocurrió, que estuvimos encerrados trabajando y completamente solos yo diría que el setenta por ciento del tiempo del rodaje, y el setenta o el ochenta por ciento del tiempo previo al rodaje. Hicimos un guión que no era el de “Gritos en el pasillo”, sino otra historia que finalmente nunca se hizo, y decidimos recurrir al cine de animación como solución al problema, pero queríamos hacer la película en escenarios 3D y con figuras en vez de dibujando. Lo primero que sopesamos fue el hacer una película usando Playmobils, pero teníamos noticias de que eso ya se había hecho, y además nos preocupaba la posibilidad de que luego estuviesen sujetos a cuestiones de derechos. Así que comenzamos a darle vueltas a alternativas al “muñequito”, y a mí se me ocurrió la idea del cacahuete, una cosa que al principio ni a Alby ni a Enrique Esturillo, nuestro otro compañero de fatigas en esas cosas, les convenció en absoluto.

Gritos en el pasillo” es un guión que escribí aprovechando un trabajo de fin de carrera. En un primer momento tenía una duración de mediometraje, era muchísimo menos ambicioso, y con él simplemente pretendía poder hacer algo previo a nuestra película, rápido y muy barato que les demostrase a mis socios que lo del cacahuete era viable. Fue concebido como una especie de prueba. Pero cuando ellos lo leyeron, resultó que les gustó muchísimo más que el otro guión sobre el que estábamos trabajando, y “Gritos en el pasillo” se convirtió en nuestra prioridad y en nuestro proyecto. Así que rehice el guión y lo rescribí para que pudiera ser un largometraje, ya que además el mediometraje no tiene mucha salida. Y ahora, sobre esta idea y tras unas pruebas de cámara, incluso me aceptaron los cacahuetes.

¿Y el proyecto original que estabais manejando antes de “Gritos en el pasillo”? ¿Crees que algún día lo retomarás, con cacahuetes o sin ellos?

La verdad que lo dudo mucho. Bueno, en esto nunca se sabe, no sería la primera vez que un guión desechado luego se retoma. El propio guión de “Gritos en el pasillo”, era una idea previa que ya había intentado llevar a cabo dos veces anteriores durante mi época de estudiante y al parecer no era su momento. Hasta que finalmente cayó. Así que nunca se sabe, pero de todos modos si alguna vez nos animamos a repetir la locura de rodar una segunda película con cacahuetes no sería aquel guión, sino una secuela de “Gritos en el pasillo”, que ya tengo escrita, y que la tenemos ahí congelada, en un cajón. La verdad es que los cacahuetes fueron muy difíciles de usar para rodar, fue una idea que ha tenido su gracia, y que nos ayudó para lo que nos ha ayudado, pero de momento pretendemos explorar otros terrenos.

Sí, supongo que cuando un tipo anuncia que pretende rodar una película en la que los actores son cacahuetes, se debe de encontrar con dos tipos de reacciones muy opuestas: el “tú estás loco”, y el “ahí va, cómo mola”.

[Risas] Sí, así es. Lo peor, el problema, es en que normalmente lo de “ahí va, cómo mola” lo dice la gente para la que haces la película, pero los “tú estás loco” lo dicen aquellos que te tendrían que ayudar a hacerla: los funcionarios de los organismos, los dispensadores de subvenciones, los productores… Era el problema que hemos tenido con “Gritos en el pasillo”. Nosotros éramos gente nueva, gente desconocida, que habíamos hecho cosas pero digamos… nada reseñable o que hubiese dado que hablar. Entonces Alby y yo éramos un par de desconocidos que llegaban a un despacho y decían: “queremos hacer una película con cacahuetes”. Esta película la han ido tomando en serio conforme hemos ido sacando el trabajo, pudiendo mostrar imágenes fruto de nuestro esfuerzo personal y solitario. Ya dicen que una imagen vale más que mil palabras. Incluso dentro de nuestro equipo, los dobladores sobre todo, no entendían al principio a qué nos referíamos hasta que les pusimos la película y vieron los primeros cacahuetes actuando, moviéndose y poniendo caras.

¿Y no estuvisteis tentados cuando las cosas estaban más duras de echaros para atrás, y de rodar este guión de otra manera, con actores reales, por ejemplo?

Inevitablemente, existió la tentación. Pero como he dicho esta fue una historia que ya concebí pensando en hacerla con cacahuetes, y además soy consciente de que este mismo guión, si se hubiese hecho con actores, no habría tenido originalidad alguna. Porque la película también lo que pretende es compensar la radicalidad del actor-fruto seco con algo seguro y conocido a lo que agarrarse para no perderse. Y ese algo es una historia muy clásica, que tiene sus raíces nada disimuladas en todos y cada uno de los referentes históricos del terror clásico, las bases de la historia del género de terror. Y más de la literatura que del cine, porque la literatura es el comienzo de todo esto. Está desde la novela gótica o Edgar Allan Poe, a las últimas tendencias de los giros finales imprevistos, que también homenajeo. Para mí la película consiste un poco en eso: la unión de una forma original e incluso absurda, los cacahuetes, con un fondo muy respetuoso con la tradición. Y el desafío era crear atmósferas y suspense, y dar mal rollo, ¡con cacahuetes!, no contar algo novedosísimo. Sé que esta película rodada de otra manera sería solo una más, podría ser un capítulo de “Historias de la cripta”, por ejemplo, pero con los cacahuetes se pervierte, se trastoca, era un desafío muy interesante.

Hablemos de ese texto clásico, del guión. Yo, como lector apasionado de los relatos fantásticos del XIX y principios del XX, lo he disfrutado mucho. Esos aromas a “El sistema del doctor Tarr” de Poe, a E.T.A. Hoffman, a H.P. Lovecraft…

Sin embargo, yo he de decir que lo considero posiblemente mi guión más inexperto. Actualmente ya llevo escritos unos 20 guiones, y creo que en “Gritos…” era muy ingenuo. No sé si eso le da también una fuerza, yo creo que la ingenuidad es poderosa. Pero es un guión que hoy escribiría de una manera totalmente distinta. Lo cual no quita, naturalmente, que hoy tampoco puedo dejar de verlo con simpatía, una simpatía que seguramente fue la que se contagió a toda la gente que me animó y me apoyó para que la película fuera adelante.

¿Y qué me dices de los decorados? Son maquetas pintadas muy… como del expresionismo alemán.

Sí, hay una clara tendencia expresionista. Y ahí hay una decisión consciente que va más allá incluso del homenaje. Es que en seguida supimos que corríamos el riesgo de que nos comparasen con Tim Burton, cosa que en absoluto nos molestaba ni nos molesta porque le adoramos, pero como su sombra es tan grande y tiene un estilo tan personal, y sus influencias eran las mismas que las nuestras, Allan Poe, Edward Munich… muchas cosas, pues quisimos ir a sus raíces pero a través de otras influencias: en vez de lo gótico, a lo expresionista. Además, también necesitábamos crear un espacio que formalmente fuera coherente con la forma del cacahuete, un lugar orgánico, imperfecto, algo “tosco” y minimal y a la vez reconocible. Un cacahuete es algo alargado, ovalado, con una textura rugosa, orgánico… Nos pareció muy expresionista. Los personajes iban a tener cabezas exageradas por la propia forma de la cáscara.

Tuvimos la suerte de que la gente, muy reducida, que en algún momento se involucró en el proceso creativo, y que colaboró en Gritos en el pasillo, captó muy bien eso que queríamos, y me siento particularmente orgulloso de la coherencia escénica de la película. Cada elemento está ahí por algo con muy pocos o ningún caprichos. Había una historia, había que obedecer a la historia, y creo que se ve en la estética, en el uso del color e incluso en las propias voces de los dobladores, que ante todo buscamos lo que resultase más harmonioso con todo el universo que ha habido que construir desde la nada. Y digo nada porque aunque la película beba de todas las fuentes del cine de terror y de la literatura de terror, ha habido que reformular todo eso a medida con las necesidades del cacahuete.

En películas de animación, como en “Pesadilla antes de Navidad”, había una gran cantidad de cabezas de Jack [Skellington] de recambio para conseguir la fluidez de la animación, según la expresión que tuviera que poner el personaje. En “Gritos en el pasillo” los personajes/cacahuetes siempre tienen ese rictus a lo “El grito” de [Edward] Munch, pero me imagino que igualmente tendríais un buen fondo de “actores”. ¿Cuántos cacahuetes utilizasteis, y de qué manera coordinabais cómo utilizarlos según la escena?

El personaje protagonista, para que te hagas una idea, estaba “interpretado” por cincuenta cacahuetes distintos. Al menos esos eran los que teníamos pintados y planificados, aunque al final hubo una parte importante que no llegamos a utilizar, porque nos dimos cuenta de que funcionaba mejor el tener un rango menor de expresiones muy marcadas. Así que al final terminamos jugando al formalismo ruso, a Kuleshov, a Einsenstein, a construir con el montaje ciertas sensaciones, a hacer que lo que faltaba allí lo pusiese el propio espectador al asociar significados, al combinar unas imágenes con otras. En ese sentido “Gritos en el pasillo” está hecha para que gran parte de la interpretación la ponga el espectador como lo ve. Estamos sugiriendo lo que se cree ver, tanto con el tratamiento de iluminación, jugamos mucho con las sombras, con el esconder lo que no se ve… [Nota de redacción: en ese sentido, y mencionado por Juanjo, hay que recordar los experimentos del pionero del cine Lev Kuleshov, el cineasta soviético que demostró que una foto fija de un primer plano totalmente inexpresivo funcionaba emocionalmente de diferentes maneras según el contraplano con el que le yuxtaponías: un cadáver, una mujer, un plato de sopa… El espectador “rellena” la información que falta y se hace ideas, otorgando al plano fijo del niño atribuciones que objetivamente no están dadas en él]

¿Cuántas personas colaboraron en total en la realización de la animación de “Gritos en el pasillo”?

Lo normal es que estuviésemos solamente Alby Ojeda y yo. La mayor parte de la película la hicimos mano a mano. Había días en que teníamos la suerte de contar con ayuda extra, una tercera o una cuarta persona. También días en que tuvimos que paralizar la filmación por encontrarnos escenas que no se podían rodar con sólo dos personas. Pero vamos, el momento en el que llegó a haber un máximo de personas debió de ser muy puntual, unas siete u ocho.

¿Dónde rodabais?

Nos cedió un pequeño espacio el Centro de Arte Contemporáneo Juan Ismael, un centro de arte de Fuerteventura, y allí fue donde hicimos una gran parte de la construcción de decorados y donde rodamos. Y para nosotros fue muy especial y significativo, porque el edificio donde está ahora el Centro de Arte Juan Ismaelera, cuando nosotros éramos niños, el único cine que había en la isla, el Cine Marga. El Cine Marga fue el lugar en el que nosotros vimos las primeras películas de nuestra vida (allí hemos visto desde “Regreso al futuro” a películas de Bruce Lee), y ahora ha sido donde hemos rodado nuestra primera película.

En otra clase de películas de animación con “muñecos”, se suelen utilizar a menudo reproducciones a distinto tamaño de los decorados y hasta de los personajes, según convenga. ¿Vosotros teníais todo el rato los mismos decorados?

Sí que hay algunos planos de la película en los que falseamos el tamaño de algo por necesidades técnicas. Pero casi siempre teníamos los decorados a la escala de los cacahuetes, lo cual implica no pocos problemas, no sólo a la hora de manufacturar los objetos tan pequeños, sino sobre todo para controlar las exigencias fotográficas de encuadre, foco o profundidad de campo. Fue un auténtico (y pequeño, nunca mejor dicho) infierno. Además, por cuestiones de disponibilidad de medios, rodamos con una cámara Canon XL1, que es una cámara que no está preparada para rodar a estos tamaños, tuvimos que explorar soluciones para que sirviese, prácticamente hemos violado esa cámara. Fue muy difícil.

¿Trabajasteis con story boards?

Sí, de hecho se respetó muchísimo. En las escenas de acción nos dejamos llevar un poco más, porque íbamos bien de tiempo y decidimos ampliarlas un poquito más y hacerlas más ambiciosas, tan ambiciosas como lo puedan ser con algo tan pequeñito. Pero en general sí se respetaba bastante el story board. Alguna vez se dio un salto de eje inesperado debido a circunstancias del rodaje, pero en general lo que ves en la película es lo que se ve en el story. Era necesario tener una guía, porque estamos hablando de una película en la que además de dirigirla yo tenía que montar y desmontar decorados, hacer los planes de rodaje, interrumpir los rodajes para ir a instituciones a “mendigar” dinero, manejar yo mismo las “marionetas”… Una buena planificación incluso gráfica ayuda a retomar cosas, y a coordinar, y a hacer que la película saliera incluso más barata. No sólo no cobramos nadie ni un duro, sino que utilizamos para los decorados materiales reciclados de la basura, y gracias a tener un story board muy preciso sabíamos exactamente qué construir. No ha habido nada en esta película que se haya construido y a lo que no se le haya sacado partido, ni mucho menos que no se haya usado. Optimización de recursos al máximo, y hay que ponerse a hacer las cosas teniéndolas muy claritas.

Todos los diseños son tuyos y de Alby Ojeda

Los diseños son sobre todo míos y de Raúl López Serrano, que es el director artístico. A Raúl le tuvimos un mes en Fuerteventura, y durante esas semanas que estuvo con nosotros nos ayudó a construir las cosas más importantes y elaboradas. Y luego, como no nos podíamos permitir más tiempo, nos instruyó para que pudiéramos continuar nosotros. Pero hay también cosas muy reseñables diseñadas por Alby Ojeda, por ejemplo todos los animalitos son obra suya: los perroz nuez, los pájaros pistacho, las ratas pipa, la rana avellana y los conejos maní. Por otra parte, los cacahuetes fueron obra de Modesto Berbel.

¿Y cómo se puso el sonido?

Lo del sonido fue impresionante, cuando le pusimos sonido a la película fue un subidón, porque esta es una película que en principio necesitaba un trabajo narrativo del sonido sí o sí, había que crear un ambiente sonoro desde la nada, por supuesto todo en doblaje y estudio, en el cine de animación no hay sonido directo. Lo hicieron Victor Puertas y Juan Luis Cordero, fueron los responsables, y fue increíble. Gracias a ese sonido el espectador puede entrar en la película. El sonido es ese amigo invisible, nadie le da importancia, llama más la atención los colores o el movimiento, pero el sonido es el cincuenta por ciento de lo que te llega y cuando veíamos los primeros pre-montajes sin sonido la película todavía estaba muerta. El sonido es el que te hace creer en los personajes, el que les da eco y vida, y el que lleva la película a ser una película de género, de terror, que es una clase de película que tiene ya de por sí un diccionario propio de sonidos, esos vientos ululantes, esos ruidos… Y luego el propio título de la película ya hace alusión a un elemento que es sonoro ya desde la concepción: Gritos en el pasillo.

Y la música. No he oído nada más de Andrés de la Torre y de Javier López Vila. ¿Son colaboradores habituales tuyos? En general y más aún: ¿el equipo que te ayudó a hacer Gritos en el pasillo formáis un equipo habitual?

Digamos que esta película ha unido a dos equipos, por así decirlo, que ya se han convertido en uno. Por un lado estaba nuestra gente de la división canaria, Alby Ojeda y yo y la gente con la que solemos hacer cosas aquí, y por otro las personas que fue reclutando Alberto López Garrido, nuestro productor de Producciones bajo la lluvia. Él fue quien se encargó de reclutar a la gente de sonido, a los músicos, a la gente de posproducción de imagen…

Respecto a los músicos, Andrés de la Torre y Javier López Vila, éste es su primer largometraje, así que es muy difícil haber oído nada más de ellos. Aunque yo confío que eso cambiará pronto y que se van a oír muchas bandas sonoras suyas.

Y luego los dobladores. Hay voces que habéis puesto incluso vosotros, Alby y tú.

Sí, hay un par de personajes por ahí.

Pero los principales, y casi todos los de la película, ¿son actores de doblaje?

No son actores de doblaje, son actores en general. Escogimos gente que tiene experiencia en audiovisuales y en teatro. Más que unas locuciones limpias y depuradas, lo que pretendíamos con el doblaje de nuestra película era conseguir interpretaciones que construyesen personajes con cuerpo y textura completa. Las voces tenían que encajar con el mundo creado, y al mismo tiempo tenían que aportar creación y completarlo. Tuvimos la suerte de poder contar con algunos de los actores/dobladores, porque cuando escribí el guión yo ya tenía en mente a algunas personas y escribí los papeles pensando en que podrían tener voces con un determinado carácter de ellas.

Sobre este tema, el del doblaje, yo he quedado muy orgulloso de él, incluso a pesar de que ha sido algo que nos ha llegado a crear algún problema a la hora de distribuir la película. Hubo algún distribuidor que nos aceptaba distribuirla sólo a cambio de volver a realizar el doblaje, usando dobladores famosos para que tuviera más tirón en taquilla. Nos negamos rotundamente.

Te iba a preguntar ahora, que qué opinabas de las películas de dibujos con dobladores famosos.

Pues bueno, en algunos casos funciona, en otros no. Hay famosos con más y con menos capacidad. En nuestro caso ni nos lo planteamos porque teníamos a nuestros actores, una gente estupenda que había apostado por esto sin cobrar ni un duro, y los queríamos ahí como algo irrenunciable, no podría ser de otro modo. Además estamos hablando de un mundo totalmente distinto, un universo de frutos secos animados, y no queríamos que se rompiera porque de pronto la gente dijera “esta es la voz de Santiago Segura”, o “esta es la voz de Emilio Aragón”.

Además, a título personal, he de decir que yo incluso tengo mis dudas de que sea atractivo realmente el que una película de animación cuente con la voz de… Quique San Francisco, por ejemplo. Yo no iría a ver una película sólo por eso.

Yo tampoco, pero bueno, parece ser que hay mucha gente que sí, y son reglas de mercado. Habrá quién se haya tenido que plegar a ellas, pero no es el caso de Gritos en el pasillo, una película que desde el principio no pensamos que fuéramos a hacer dinero, sino que más bien buscábamos demostrar que teníamos cosas que decir. ¿Un Quique San Francisco en el reparto de los dobladores? Sin duda que nos habría abierto muchas puertas, y al final se trata de eso, de lo que piense el distribuidor o el productor.

Ahí vamos, porque has conseguido dos cosas muy difíciles: habéis hecho la película, y no sólo eso sino que la habéis estrenado, incluso en cines, que eso no lo puede decir mucha gente. ¿Cómo lo lograsteis? [Nota de redacción: en Madrid se estrenó en los cines Verdi, y me consta que también se ha estrenado en pantalla grande en Barcelona, no sé si también en los Verdi de allí]

A base de pelear mucho. Ahí hicieron una gran labor Alberto López Garrido como Manuel Cristóbal, nuestros dos productores de las dos productoras que se han asociado para mover esto. Y fue una cuestión de auto-distribuirnos y de prescindir de intermediarios: fuimos directamente a hablar con los cines. De momento en todos los lugares en donde se ha puesto la película hemos ido nosotros personalmente ha moverlo y hablar con las salas. Y ahora estamos con el DVD * de la película, que hemos editado nosotros mismos y también lo estamos haciendo llegar a los puntos de venta. Todo sin intermediarios. Que nunca se sabe, igual de haber tenido esos intermediarios hubiésemos tenido más presencia y hubiésemos llegado más lejos, pero tal vez al revés, tal vez no habrían creído en el proyecto como nosotros obviamente sí creemos, o hubiésemos tenido que aceptar imposiciones… que no podíamos, como lo del doblaje.

[* Nota al transcribir la entrevista: finalmente el DVD ha sido distribuido por Manga Films y puede ser encontrado en todos los puntos de venta normales]

Además hemos sido los pioneros en España en lanzar simultáneamente la película en cines y en descarga legal por Internet, desde la webFilmotech.com, lo que ha permitido que la viera mucha gente de estreno por un precio muy simbólico que ni siquiera ha sido dinero para nosotros. También se trata de eso, de utilizar los medios disponibles en el mundo moderno para apoyar a la producción independiente, usando cualquier cauce alternativo de distribución. O de producción, porque igual se está empleando ya la tecnología para abaratar o incluso eliminar los costes del celuloide, de la edición a la antigua usanza… Leía en vuestra propia revista una entrevista con Elio Quiroga en la que le preguntábais: “¿por qué en diez años no has hecho una película, y ahora en un año has hecho dos?”; y el contestaba: “Porque ahora con la tecnología digital me lo puedo permitir”. La idea ha de ser la misma, franquear distancias que antes eran insalvables, gracias a la tecnología. Lo de las descargas por Internet (legales, autorizadas) yo creo que va a ser una fórmula muy interesante.

¿Qué tal ha ido el estreno de la película vía descarga por Internet [Nota de redacción: el precio para poder hacerlo en una versión perdurable y de manera legal eran 3 euros, y 1 euro para “alquilarla” y poder verla con licencia caducable a los tres días]

Ha ido bien, la ha descargado bastante gente. Pero tampoco me engaño ni engaño a nadie: no la suficiente como para asegurar que esto ya resulta rentable para cualquier producción y sobre todo para aquellas con afán de obtener cierta taquilla. Pero porque es una tecnología que se encuentra en pañales y también falta cultura de hacerlo, en el sentido de costumbre. Aún así, la experiencia ha sido positiva para nosotros y de ahí que defienda sus posibilidades de futuro, cuando los medios para hacerlo en las mejores condiciones se hayan desarrollado plenamente. Al decir en las mejores condiciones me refiero a que lo más importante es conseguir que este medio de difusión se vuelva más cómodo de usar para la gente de lo que lo es ahora, que no maree, hay que liberarles del tedioso proceso de registrarse, rellenar fichas, obtener certificados digitales, instalar software extraños en sus ordenadores, pagar con tarjeta (que no tienen por qué tener, a nosotros nos han llegado a escribir incluso menores de edad)… Porque es todo eso el problema aquí, y no el desembolso de dinero. Y cuando poco a poco esto sea más sencillo, la gente irá conociendo el sistema y acostumbrándose. Con nuestro estreno, ante todo, lo que hemos demostrado es que si el precio es razonable la gente no tiene problemas en pagar. 3 euros es un precio muy razonable por una película. Pero recapitulando, y ante tu pregunta: aunque tal vez económicamente no haya sido muy rentable, sí que estoy contento con la difusión de Gritos en el pasillo por Internet como experiencia, como posibilidad de que alguna gente que no pudo ir a los cines viera la película, e incluso como motivo para que hablasen de nosotros, ya que como digo hemos sido muy posiblemente los pioneros.

A raíz de lo que dices, de que el obtener la película (legalmente) por Internet no es cómodo… Tienes toda la razón. Yo he probadoFilmotech.com, y he de decir que me ha parecido… un rollo. Tras registrarte y todo eso que has dicho, tienes que obtener el certificado digital… ¿Y luego qué? ¿Tengo la película y…? Tienes que verla en el ordenador, no he podido pasarla a DVD para verla en el equipo del salón…Compro una cosa, y realmente no puedo hacer casi nada con ello. Por muy barato que sea…

¡Ahí está! Y además, según creo, si uno tiene un Macintosh en vez de un PC ya no le sirve. Son cosas totalmente negativas. Pero es por lo que hablábamos, porque es una tecnología que está empezando, poco a poco irán encontrando la manera de resolver los problemas y las incompatibilidades. Yo confío en que mientras nosotros hablamos haya gente en todas partes mirando como mejorar todo esto, y tal vez incluso ya hayan encontrado las primeras soluciones. Que por qué no, en tecnología lo que uno acaba de decir es posible que se haya quedado anticuado al momento de decirlo y ahora ya sea falso.

A la gente hay que ponérselo fácil, no puedes ni pensar en que la gente tenga que “trabajar” o esforzarse también en sus ratos de ocio para disfrutar de una película. Es como la información, que tiene que ser fácilmente accesible: Gritos en el pasillo fue, en la semana de su estreno, la segunda película que más cobertura obtuvo en los medios de comunicación detrás de Piratas del Caribe 3. El público no tiene por qué saber que existe una película ni cómo es ni si le va a interesar o no hasta que alguien se lo cuenta. Tienes que procurar que se le cuente. La lástima es que dentro de la gente que sí oyó hablar de ella, pocos pudieron verla porque no estaba en el número suficiente de salas. No tenemos derecho a pedirle al público una participación excesivamente activa o trabajosa. Son nuestras películas, y el público no tiene porqué estar sobre ellas. Habrá gente que esté pendiente y se diga “hoy estrenan Gritos en el pasillo, vamos a verla”, pero la actitud general suele ser más bien del tipo “Vamos a la zona de los cines, y ya veremos qué vemos”. Por eso el éxito de una película depende, entre otras cosas, de su presencia en salas accesibles o muy transitadas, donde la gente pueda decantarse por entrar a verlas. Y eso no sólo ocurre con las salas de cine, sino también con el tema de Internet que estábamos comentando, o con la venta de los DVD’s, y con cualquier otra cosa.

Esto último que estás diciendo suena a uno de los males del cine español, ¿no?

Yo, si te soy sincero, hubo una época en la que siendo cineasta me sentía muy culpable por ver mucho más cine americano que cine español. Pero ya no, ya se me ha pasado totalmente. Porque ahora creo que si el cine español se esfuerza, el público lo ve. Si el cine español cuenta cosas que interesen, y se sabe promocionar, y se encuentra al alcance de la mano… ¡la gente va a verlo! El mercado del cine es como una selva, y para sobrevivir hay que usar los medios de los que uno sea capaz, no importa el tamaño del animal. En el cine español se llora mucho, y tal vez no se lucha tanto. Y sí que es cierto que en algunas cosas lo tiene difícil y corre con todas las desventajas para competir, y es verdad que la presión de algunas majors internacionales es incontestable. Pero dentro de eso, creo que si espabilásemos un poco, dejásemos de llorar tanto y comenzásemos a administrar lo que tenemos, encontraríamos nuestra rodaja del mercado. ¿Qué es difícil? Sí. Pero no podemos aletargarnos, tenemos que aprender de los que están teniendo el éxito.

¿El DVD de Gritos en el pasillo está ya a la venta, va a ser fácil de encontrar?

[Cuando se hizo la entrevista aún no existía trato alguno, pero nos alegramos de que esta respuesta de Juanjo sí haya quedado completamente obsoleta. En su lugar repetimos la información: el DVD de Gritos en el pasillo está editado por Manga Films y se puede encontrar en cualquier tienda. ]

¿Y ventas al extranjero?

Estamos también en ello. Hace poco hemos vendido Gritos en el pasillo a una televisión por cable estadounidense [Nota de redacción: en el mundo anglosajón, Gritos en el pasillo se llama Going Nuts], y hay varias posibilidades abiertas en distintos países de Europa. Precisamente en el pasado Festival de Sitges contactamos tanto por Gritos en el pasillo como por Zombi Western [Nota al transcribir la entrevista: de este proyecto, actualmente sin relación con Juanjo, hablaremos más tarde] con diferentes inversores, de distintos lugares, y creemos que hubo bastante interés y una buena acogida, que ahora habrá que materializar. De momento el DVD de Gritos en el pasillo va subtitulado a seis idiomas, que son inglés, alemán, francés, español, japonés y chino, y está doblada además de al castellano al inglés. Para nosotros que somos pequeñitos ha sido un gran gasto y una inversión de tiempo considerable, pero confiamos en poder mover esta película más allá de nuestras fronteras. Creemos que tenemos entre manos una historia bastante cosmopolita, que no habla como muchas películas de nuestro cine español de temas solo nuestros. Gritos en el pasillo, dentro de su rareza, creemos que sí que puede ser apreciada por gente de cualquier nacionalidad.

¿Y festivales? ¿La película lleva muchos festivales de cualquier lugar del mundo?

Realmente no. Además de Sitges hemos estado en el Atlanta HorrorFest en Estados Unidos, la hemos movido por el mercado de Cannes con una afluencia de público bastante interesante para lo que suelen ser los pases de mercado allí, y luego en muestras más pequeñas.

Adelántanos cosas de Zombi Western
[Nota importante: Zombie Western fue el siguiente proyecto tras Gritos en el pasillo en el que trabajó Juanjo, y durante algún tiempo se llegó a hablar bastante del proyecto en la Red. Lamentablemente, no hubo acuerdo final entre el equipo danés y el español, y los españoles dejaron la producción. Así pues, actualmente el estado de Zombie Western es dudoso y en cualquier caso ya no tiene vinculación alguna con el protagonista de nuestra entrevista. Pero merece la pena conservar el siguiente fragmento, dado que como he dicho sí que se publicaron en numerosos blogs y webs noticias sobre ello y tal vez algún lector se pregunte qué fue de ello].


Zombi Western
es el nuevo proyecto que estamos tratando de realizar [Véase nota de transcripción anterior]. Ahora mismo tenemos terminado el guión, tenemos realizado el story board y el trabajo de diseño. Así que ahora entramos en esa fase de cerrar el presupuesto, tratar de financiarnos, que es con lo que más estamos peleando ahora mismo, y luego pasaremos a la construcción de decorados y marionetas, construcción de decorados, pruebas de cámara, de iluminación y demás, antes de empezar a rodar. Si todo va muy bien, empezaríamos a rodar este año, pero faltan unos cuantos meses siendo optimista. Y de estrenar la película… nos gustaría poder hacerlo en Halloween del 2009. Se adelantará o se pospondrá, pero es el plan ahora mismo. De las marionetas se van a encargar los hermanos Reyes, que son los míticos marionetistas en España, los que han hecho desde a los electroduendes de la Bola de Cristal, hasta Los mundos de Yupi o todo el trabajo de Barrio Sésamo que se hacía en España. Así que son los más grandes que ha habido en este país en cuanto a televisión de marionetas, y que además han conectado bastante bien con nuestra filosofía, nosotros estamos encantados. Los responsables creativos del proyecto vamos a ser de nuevo el equipo de Gritos en el pasillo, es decir Alby Ojeda y yo, yo la dirijo y Alby hará la fotografía, también estará Raúl López Serrano como director de arte, tendremos a Andrés de la Torre y Javier López Vila en la banda sonora, y… Bueno, es un trabajo de encargo, en realidad estamos trabajando y haciendo nuestro el universo creado por el danés Tor Fruergaard [está basado en el mundo que inventó en su cortometraje It Came From the West], y dentro de eso, y con nuestro toque personal, estamos tratando de planear una película como las que a nosotros nos gustaba ver en los años 80, combinando referencias inevitables a los grandes del género western como Sergio Leone, John Ford o Howard Hawks, con referencias a los grandes del subgénero zombi como Sam Raimi o Peter Jackson, o los clásicos del terror como Argento o Carpenter. Y esto, a su vez, tomando la poética del western y mezclándolo con elementos de lo que ha sido nuestro mainstream favorito americano, lo que ha sido la factoría Spielberg, Joe Dante, Robert Zemeckis… En realidad estamos haciendo algo así como Gremlins en el Oeste con zombis. Y por técnica y el tema de que esté hecho todo con marionetas, no podemos olvidarnos de la referencia de Jim Henson, que tanto para nosotros como para los hermanos Reyes es un dios.

¿Lo que te interesa en tu carrera es el mundo de la animación y las marionetas?

La verdad es que he llegado al mundo de las marionetas de manera accidental, nos han servido y muy bien, y ahora nos han seguido encargando algo en esta dirección. Pero estamos deseosos de hacer una película con imagen real. Nuestra formación anterior estaba de hecho más orientada hacia el cine de imagen real. Y bueno, eso aparte de que yo debo de ser el único director de cine del planeta al que lo que de verdad le gustaría es escribir. Yo prefiero ser guionista a ser director, me gusta mucho más la escritura. Lo que pasa es que de momento para escribir y que lo escrito llegue a algún sitio tengo también que dirigir. Pero me siento guionista y me encanta escribir sobre todo. Por eso me interesa que Zombi Western sea una película bastante potente en todos los sentidos pero sobre todo en cuanto a su historia y su guión, porque puede ser el punto crucial que determine nuestras posibilidades futuras en cuanto a lo que queremos hacer con nuestra carrera. Y de momento, bueno, no nos podemos quejar porque con este proyecto ya nos están pagando por hacer terror en España, en nuestro género favorito y con un proyecto atractivo.

¿Cuáles son tus cineastas favoritos? Ya has mencionado dos veces a Joe Dante, que también nos gusta mucho a nosotros.

A Dante le adoro, igual que a Spielberg y a Zemeckis. Tengo algo muy especial con Terry Gilliam, de hecho tanto Alby Ojeda como yo nos dedicamos al cine gracias a él y su cine, y por eso figura en los títulos de crédito de Gritos en el pasillo en los agradecimientos. Adoro a Hitchcock, a Brian de Palma, Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Alex de la Iglesia, Lucio Fulci… Sería una lista muy larga. Pero si tuviera que quedarme sólo con uno, y aunque suene a típico y a cliché, me quedaría con Steven Spielberg.

Te dejo el último minuto para ti, para que digas lo que quieras o saques cualquier tema del que creas que no hemos hablado.

Bueno, no sé. Me gustaría volver a insistir en dirigirme a aquellos que como yo mismo están tratando de hacer cine y se están encontrando puertas cerradas. Que deberíamos tratar de unirnos, de colaborar y crear una especie de industria paralela, o una industria al fin y al cabo. Yo creo que industria no tiene porque querer decir grandes cantidades de dinero, que se podría tratar de hacer algo desde lo pequeñito y dejar que la cosa fuera creciendo si así tiene que ser. Se trataría de disciplina, de sistema, de comunicación. En España hay, o habemos, demasiados autores, demasiado autorcillos. Y necesitamos más trabajadores, gente que se dedique a escribir, gente que se dedique a diseñar, gente que se dedique exagerando un poco a hacer pestañas de muñeco. Y abandonar ese síndrome de autor, que puede estar bien para determinadas películas, pero creo que en el cine hay que ser menos masturbatorio, pensar más en el público. Y buscar cauces alternativos para mover las películas, ahora que tenemos video digital y sistemas digitales de proyección que podrían permitir montar salas alternativas e iniciativas alternativas.

Pues ojalá que fuera así.

Ojalá

 

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