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Un repaso vitriolico y completista sobre el cine de terror de la década pasada, una década no demasiado brillante en general, marcada por los remakes, el torture porn y los falsos documentales como principales tendencias. A pesar de todo, y como en cualquier otra década, no faltaron motivos para disfrute y diversión.

A mediados de los años 90’s resucitó el cine de terror juvenil. La culpa la tuvieron básicamente dos films estrenados el mismo año:Jóvenes y Brujas (1996) y Scream (1996), ambas con Neve Campbell de protagonista (más curioso es ver como una actriz con tan explosivo comienzo en el cine, antes prácticamente solo había hecho televisión, a día de hoy casi esté olvidada). Y en concreto Scream no sólo volvió a llevar a los chavales al cine en masa sino que reavivó un género más que muerto como era el slasher (que desde los tiempos dorados  de Freddy Krueger, o sea, más o menos hasta la quinta entrega de sus andanzas, había ido arrastrándose por la taquilla, no digamos ya si hablamos de resultados artísticos), resucitando a su vez a Wes Craven y descubriéndonos a Kevin Williamson como refrescante prometedora estrella, en su oficio de guionista, que al final, como casi siempre, se quedó en poca cosa (un par de pelis y la serie Dawson Crece en concreto). El cine de terror USA a finales de los 90’s, pues, estaría impregnado y empapado de cine de “terror teen“, una nueva oleada de slasher de todos los colores (y en realidad el de toda la vida), con docenas de nuevas y jóvenes estrellas propias (Neve Campbell, Jennifer Love Hewitt, Sarah Michelle Gellar) y la resaca de la moda por el thriller policíaco con psicópata intelectual-histriónico-retorcido (algo así como si Oscar Wilde se hubiera metido a asesino en serie) que iniciaron pelis como El Cabo del Miedo (1991) y El Silencio de los Corderos (1991) y consolidaron obras de arte minucioso y obsesivo como Seven (1995) hasta degenerar en bodrios tipo El Coleccionista de Huesos (1999). Así el panorama para el Nuevo Milenio pintaba bastante aburrido con secuelas y refritos de los éxitos de los 90’s, slashers que se amontonaban en las estanterías de los videoclubs con psychos cada vez más surrealistas y policías también cada vez más pintorescos (en realidad un panorama muy parecido al saturado final de los 80’s con enésimas secuelas de Viernes 13, Pesadilla en Elm Street o Aullidos). Pero sin embargo ya se habían plantado las semillas para que germinaran nuevas modas en la primera década del 2000.

1999: EL AÑO CLAVE

El Sexto Sentido (1999) y El Proyecto de la Bruja de Blair (1999) supusieron no sólo un soplo de aire fresco sino toda una revolución en temáticas, estéticas y hasta en forma de creación, promoción y distribución de un film. Si a eso le añadimos el éxito sorpresa en occidente del film japonés The Ring (1998), que entonces no podíamos predecir su impacto a largo plazo, tenemos las raices de lo que se nos vendría encima en el periodo entre 2000 y 2009, una década marcada por las pelis de found footage, cámara en mano, finales sorpresa brutales y horror oriental remakeado por no hablar del revival de subgéneros clásicos que creíamos enterrados para siempre como los vampiros, los hombres-lobo y los zombis. Se imponía el terror para adolescentes y jovenzuelos y sólo teníamos a Shyamalan y su megalomanía a lo Spielberg como referente de un cine más adulto (El Sexto Sentido, El Protegido, El Bosque) y el intento de James Wan con Saw (que al final también acabó por ser una saga para jovencitos palomiteros) de ser el nuevo Fincher del género (no existiría Saw sin el Seven de Fincher por mucho que la compararan con Cube de Vincenzo Natali). Ya que tanto Cronenberg (tras su decepcionanteExistenz de 1999 dejó aparcado el género fantástico) como Kubrick (Eyes Wide Shut sigue teniendo algunos de los momentos más inquietantes del final del milenio pasado) estaban fuera de juego (Kubrick definitivamente, claro), y ellos eran los máximos representantes del cine adulto mundial (sólo ellos podrían haber filmado cosas como Videodrome, El Resplandor, Inseparables o La Chaqueta Metálicadesde un punto de vista tan adulto e intelectual). El cine, para quien no lo sepa, es mayoritariamente un producto para la juventud, y así se nos fabrica y vende. No están las taquillas para reventar con productos adultos y maduros.

También en géneros hermanos como la Sci-Fi y la Fantasía varias pelis influirían en el mercado general del cine. Así Matrix (1999) o X-Men(2000) revolucionarían a su manera esos géneros y su influencia aún la estamos sufriendo y alguien tan poco sospechoso como Gus Van Sant predecía el delirio por los remakes americanos con su fotocopia morbosa y en color del clásico de Hitchcock, ahora titulada en nuestro país Psycho (1998)…y que conste que a mí me mola el remake más vilipendiado de la historia!

Si a finales de los 80’s la New Line era la productora estrella hecha a sí misma desde la más profunda y sabrosa Serie B (para luego ser vendida la mejor postor, claro) ahora le tocaba el turno a la Dimension Films (Mimic, Halloween H20, The Faculty… por no hablar de la sagaScream), filial de Miramax, el mini-imperio de los hermanos Weinstein. Los videoclubs se llenaron de sus productos (estrenados en cine o directos a las cloacas del vídeo, incluso con subsellos como Dimension Extreme para sus pelis más brutales, al más puro estilo de nuestra Manga Films y sus filiales) y las secuelas llenaron de nuevo las estanterías del consumidor. Si en los 90’s no habíamos tenido bastante ahora no sólo tendríamos secuelas de los éxitos sino también secuelas de las parodias de los éxitos (Scary Movie, 2000, y Scary Movie 2, 2001, también eran idea de la Dimension Films en un alarde de cómo exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro de la saga Screamy sus productos de referencia como Sé Lo Que Hicisteis El Último Verano o Leyenda Urbana). Otras productoras-distribuidoras se la unirían pronto (Lionsgate, Summit, Millenium Films).

Pero el nuevo milenio empezó tranquilamente. El slasher juvenil seguía mandando con films como Cherry Falls (2000), Leyenda Urbana 2(2000), protagonizada por Jennifer Morrison y con la presencia de una jovencita y desconocida Eva Mendes, Corten (2001), con la presencia  legendaria de Molly Ringwald (la mítica pelirroja prota de las mejores pelis de John Hughes en los 80’s) o Un San Valentín de Muerte (2001), además de secuelas absurdas como Jason X (2001), El Cuervo: Salvación (2000), Abierto Hasta El Amanecer 3 (2000) o El Libro De Las Sombras (2001, o sea, la secuela innecesaria pero hasta entretenida de El Proyecto de la Bruja de Blair). Mientras que el thriller policiaco de psicópatas también seguía dando guerra con La Hora de la Araña (2001) y la esperada secuela de El Silencio de los Corderos, titulada Hannibal (2001). Mientras que Lo que la Verdad Esconde (2000) de Robert Zemeckis (qué lejos sus tiempos de gloria!) no sólo era un cúmulo de plagios de Hitchcock sino de las primeras consecuencias del éxito de El Sexto Sentido (otra consecuencia seríaLos Otros de Amenábar, que por mucho que se empeñe el director español de que su guion era anterior al estreno del film de Shyamalan no por ello dejó de parecernos una exploitation descomunal de una moda). Jeepers Creepers (2001) fue el mini-Scream del Nuevo Milenio (se exageró mucho el impacto de este film en su momento así como sus presuntas cualidades cinematográficas, algunos sólo nos llamaba la atención la vida personal de Victor Salva, su director, al que le gustaba bastante la carne pre-adolescente y que sin embargo Coppola le dio esta oportunidad para sacarlo de su ostracismo tras el escándalo sexual de su primer film protagonizado por un niño que acabó siendo “molestado” por su director) mientras que Ed Gein (2000) de Chuck Parello quería dar otro aire (más serio y crudo, se supone) al cine de psicópatas casi en paralelo a American Psycho (2000) de Mary Harron (que ya tenía en su haber una obra maestra como Yo Disparé a Andy Warhol) que adaptaba la impactante novela que tantos ríos de tinta hizo correr (por desgracia la peli era casi un producto de la Disney comparado con el libro pero al menos nos alegraba la vista con guapas actrices que luego hicieron mucho ruido como Chloe Sevigny y Reese Witherspoon). El Hombre Sin Sombra (2000) mezclaría Sci-Fi y Terror a partes iguales (una de las pocas pelis con algo que decir dentro del género fantástico, ni que decir que gracias a Paul Verhoeven que estaba a los mandos) y Poseídos (2000), del magnífico director de fotografía Janusz Kaminski, intentaba revivir el género satánico con un film tan estético como aburrido (pobrecita la prota Winona Ryder en el inicio de su bajada a los infiernos de verdad en la vida real). Claro que también teníamos que aguantar a mamporreros del slashercomo Joe Charbanic con su Juego Asesino (2000) que incluía al omnipresente Marco Beltrami en la banda sonora y la agradecida presencia de Marisa Tomei (menos da un piedra), Wes Craven ejerciendo de nefasto padrino de Drácula 2001 (2000) cuyo título eraDrácula 2000 pero el retraso de la producción por diferentes problemas hizo tambalear el nombre numérico del producto. La Bendición(2000) de Chuck Russell era un film sobre una niña con poderes que era asediada por una secta que quería hacerse con los mismos…un punto de partida que sólo hizo degenerar la cosa en un film aburrido, cobarde y tedioso que ni la inquietante presencia de Angela Bettis (actriz de culto del momento) podía mejorar. Carpenter seguía su amorfa filmografía con Fantasmas de Marte (demostrando que ya se había prejubilado hacía tiempo) y sólo Ginger Snaps (2000) nos regalaba una deliciosa sorpresa en el muy sobado subgénero de los licántropos (esta co-producción entre USA y Canada protagonizada por dos hermanas adolescentes en la que una de ellas se ve infectada por un licántropo sorprendió a propios y extraños por su originalidad y calidad, los títulos de crédito iniciales del film aún no han sido superados: puro morbo inquietante por los aficionados al suicidio! No perderse tampoco la delirante y refrescante secuela!). Y para pasar el rato llegaban a los videoclubs bazofias como Los Malditos. Vampiros del Desierto (2001).

Caso aparte es una delicia como May (2000) inquietante, sangriento y sórdido film de culto dirigido por Lucky McKee y protagonizado por una Angela Bettis en estado de gracia interpretando a una chica fea y solitaria, inadaptada a todos los niveles, que busca a toda costa el amor (o la amistad o lo que sea) ya sea en algún chico que acabe idolatrando (y aprovechándose de ella) o en una compañera de trabajo de inclinaciones lésbicas (morbosísima en este papel de lesbiana oscura la sorprendente Anna Faris que deja a una lado su bis cómica y rubia para hacer de morena y atrevida pareja sexual de la Bettis)

Y no olvidemos que, como suele pasar muchas veces, la reciente década del 2000 ya había empezado antes con pelis como Destino Final(1999) de James Wong o House On The Haunted Hill (1999) de la recién estrenada Dark Castle de Robert Zemeckis y Joel Silver.

CINE DE TERROR USA (2000-2005)

En la primera mitad de la década del 2000 seguíamos soportando la onda expansiva del slasher noventero ya fuera con delirantes secuelas influidas por los reality shows y llenas de cámaras de vídeo (mucho antes de Paranormal Activity) como Halloween: Resurrection(2002) o crossovers imposibles como la divertida pero quizá algo espesa Freddy Vs. Jason (2003) de Ronny Yu, aunque la tónica general empezaba a ser los remakes, desde la exitosa La Matanza de Texas (2004) producida por Michael Bay para su recién bautizada productora Platinum Dunes hasta serie B apetitosa como La Masacre de Toolbox (2003), remake de la setentera The Toolbox Murders, de un Tobe Hooper intentando recuperarse de una vez por todas y protagonizada por Angela Bettis (la prota de May y toda una figura de culto a estas alturas como ya he mencionado antes). Pero el slasher estaba ya de capa caída. La Semilla de Chucky (2004), con guion y dirección del creador de la saga Don Mancini, o D-Tox (2002), bodrio supino con el bueno de Stallone demostraban que había fórmulas que ya no daban más de sí. Mientras que Ted Bundy (2002) de Mathew Bright insistía en la senda iluminada por el film Ed Gein, y Rob Zombie conseguía increíbles buenas críticas con su refrito de La Matanza de Texas; la desquiciada La Casa de los 1000 Cadaveres (2003). Sólo Victor Salva, quién lo diría, conseguía estrenar un divertimento de toda la vida simpático y sin grandes pretensiones como Jeepers Creepers 2 (2003), maravilloso ejercicio de terror ochentero básicamente sin salir del autobús escolar en que se centra la acción (en una carretera perdida rodeada de maizales, como manda la tradición).  El Dragón Rojo (2002) seguía las aventuras de Hannibal Lecter en una aburrida secuela-precuela y la serie B agonizaba con productos como Malevolence (2004) film de apenas 2 millones de dólares de presupuesto y guión y dirección del debutante Stevan Mena, dominicano que nos regala un slasher de lo más ramplón.

Otro género que parecía languidecer era el de los vampiros. Blade (2002) supuso cierta novedad y un éxito comercial pese al aburrido Stephen Norrington pero ahí se quedó la cosa ya que Vampiros. Los Muertos (2002), secuela del Vampiros de Carpenter (que ya era soso y aburrido de por sí), producido por el propio Carpenter y su inseparable, por entonces, Sandy King dejaba en manos de su viejo discípulo Tommy Lee Wallace el guion y la dirección en un bodrio insoportable que sólo pretendía sacar un fajo de billetes en los videoclubs. Peor sería las pretensiones de La Reina de los Condenados (2002), tardía continuación de la saga de Anne Rice y film que fusionaba las novelas “Lestat, El Vampiro” y “La Reina de los Condenados” para ofrecernos un remix indigesto con un Stuart Townsend insoportable: desde luego una de las peores pelis de vampiros que se pueden paladear. No tardarían en llegar Blade II (2002) y Blade Trinity (2004) y confirmar que lo de la primera peli era solo una casualidad.

Sin embargo el género de zombis irónicamente resurgiría de sus cenizas tras mucho tiempo enterrado con dos producciones con capital americano y británico: Resident Evil  (2002) y 28 Días Después (2002) consiguieron poner de moda ellas solitas al muerto viviente.Resident Evil era un proyecto original de Romero para su regreso por la puerta grande (que sería unos años después con La Tierra de los Muertos Vivientes de 2005, para mi gusto una nueva obra maestra de Romero) pero su guion no gustó nada a los padrinos del videojuego en que se basaba (curiosamente el videojuego se basaba a su vez en la estética y ambiente de las pelis de Romero, he ahí que fuera el primer director consultado para el proyecto) y acabó en manos de Paul W. S. Anderson que tras la magnífica Horizonte Final (de pobres resultados comerciales) por fin encontraba un filón al que aferrarse y chupar del bote. 28 Días Después, sin embargo, logró inculcar cierta estética presuntamente novedosa (sus movimientos de cámara tan comentados estaban plagiados de series televisivas de los 90’s como “Policías de Nueva York“, pero claro hay gente que sólo ve pelis de zombis y todo le parece novedoso) y crear polémica entre los fans con eso de mostrar a los zombis que corren (otra falsa novedad, en los 80’s ya había pelis con zombis esprintando como en “La Divertida Noche de los Zombies“). La nueva moda zombi se confirmó con Amanecer de los Muertos (2004) que era el remake del Zombi de Romero ejecutado por Zack Snyder (y James Gunn en el guion). Todo un éxito de taquilla que cambió la reflexión filosófica-social por más acción, algo así como cuando James Cameron cogió la saga Alien y cambió el terror pausado de Ridley Scott y lo llenó todo de soldados y tiros. En este caso Sarah Polley nos confundía (¿no parecía la hermana gemela de Anna Faris?) y dio paso a una moda zombi que tardó bastante en saciarse y agotarse. De ahí que engendros como House Of The Dead (2003) del pronto mítico freak Uwe Boll vieran la luz con toda desfachatez al calor no sólo del cine zombi sino de la fiebre por adaptar videojuegos al cine (como si no tuviéramos bastante con los cómics!).

Y es que los remakes iban a asolar la faz de la tierra, no ya en la lógica de que el mercado USA pudiera digerir el exitoso terror oriental de moda: ahí llegaba La Señal (The Ring) en 2002 con todo un Gore Verbinski en los mandos y la guapetona Naomi Watts de prota además de El Grito (2003) remake de The Crudge y con otra guapetona como Sarah Michelle Gellar aunque aquí la curiosidad irónica es que su director Takashu Shimizu ya había dirigido el telefilm The Crudge, la peli para cines japoneses The Crudge y ahora lo volvía a intentar con el remake americano (!) todo un hito del jornalerismo cinematográfico. No tardaría en hacer lo propio Hideo Nakata a los mandos de The Ring 2 (La Señal 2) de 2005 sustituyendo a Verbinski.

Y mientras Spider-man (2002) asentaba por su lado el furor por las pelis comiqueras el cine de terror en cambio dependía, para refrescarse, más que nunca de personalidades antes que de modas o remakes. Desde Eli Roth con su Cabin Fever (2002), refrito de Posesión Infernalhasta Reencarnación (2004) de Jonathan Glazer pasando por El Efecto Mariposa (2004), retorcida variante de Destino Final, y Saw (2004) de James Wan los directores se convertirían en las estrellas (¿efecto noventero de Tarantino y Robert Rodriguez que pusieron de moda que el director fuera poco menos que una estrella pop, cosa de la que tomó nota el mismísimo Guillermo del Toro, simpático con la prensa como cualquier Pop-Star adolescente a lo Britney Spears?)

También salían como hongos nuevas productoras desde la Dark Castle de Robert Zemeckis y Joel Silver que seguía afianzando sus planes con 13 Fantasmas (2001) y la deliciosa Ghost Ship (2002), pasando por la Platinum Dunes de Michael Bay y su política de remakearrentables clásicos y llegando a la Ghost House de Sam Raimi y su compinche Robert Tapert. Sin duda a mi modo de ver la Dark Castle resultó la más entrañable y con mejores resultados creativos (algunos de ellos a cargo de nuestro Jaume Collet-Serra y sus suculentas La Casa de Cera y La Huérfana pero también con algunos bodrios bochornosos como Gothika, 2003, con una Halle Berry perdidísima).

Un caso aparte es They (Ellos) de 2002, apadrinada por Wes Craven y regalándonos uno de los films más fascinantes y terroríficos del nuevo milenio con Laura Regan de prota (y su encanto de universitaria frágil y rubia) y Robert Harmon en la dirección. Un film olvidado que sin embargo siempre reivindico como el clásico de culto que es en realidad. Pese a quien pese.

El Efecto Mariposa (2004) iniciaba una nueva saga, igual que lo había hecho Destino Final. Mike Figgis lo intentaba fracasando miserablemente con La Casa (2003), extraña mezcla de Deliverance y La Mano Que Mece La Cuna con una Kristen Stewart desconocida de 13 añitos y un Stephen Dorff en su salsa de supermacho paleto.

Luego a veces el cine es como las cerezas cuyas casualidades vienen de dos en dos. Así teníamos a Leelee Sobieski que se dio a conocer haciendo de morbosa lolita en Eyes Wide Shut de Kubrick y protagonizó pelis como Nunca Juegues Con Extraños (2001) y Última Sospecha (2001), la primera un pseudo-slasher de carretera que inició toda una saga y la segunda como adolescente acogida por una nueva y misteriosa familia que vive en una extraña casa de cristal. Ambas convertidas hoy en films de culto y no sólo por la presencia de la pechugona Sobieski. Robert De Niro también se apuntaría al cine inquietante con El Escondite (2003) y El Enviado (2004), ambas pelis con niños como protagonistas. En la primera De Niro es el padre de Dakota Fanning (estrellón infantil en pelis como Yo Soy Sam, el remake deLa Guerra de los Mundos y Niñera a la Fuerza) que hace de cría que parece que está más loca que una cabra; el segundo film va sobre los peligros de la clonación (más si son dos padres que intentan revivir a su retoño muerto con una fotocopia del mismo, hecha por el “mad doctor” de De Niro…casi nada). También estaba el actor infantil Matthew O’Leary como nexo de unión de films como Escalofrío (inquietante film con el que sorprendió en la dirección el mini-mito de Bill Paxton, colega de correrías de James Cameron) y Falsa Identidad (donde su padre era John Travolta y se las tenía que ver con un padrastro nuevo y psicópata, claro).

Si hablamos de mozas de buen ver una jovencísima Scarlett Johansson adornaba la simpática y blanda Arac Attack (2002) mientras que Erika Christensen (otro yogurín de la época) protagonizaba Fanática (2002) como si fuera un remake adolescente de Atracción Fatal. Si hablamos de mozos “Asesinato… 1-2-3” (2002) juntaba a dos yogurines como Michael Pitt y Ryan Gosling listos para hacer furor entre las nenas, aunque aquí lo hacían con una policía con el rostro (y el cuerpazo) de Sandra Bullock. La repelente y fallida La Desaparición de Embry (2002) en cambio unía en el mismo metraje como amigas íntimas a Katie Holmes y Zooey Deschanel, otra de esas pelis con final sorpresa al estilo de El Sexto Sentido.

Films de francotiradores de prestigio serían La Habitación del Pánico (2002) de Fincher trazando un clásico de “invasión del hogar” (que deja en ridículo bodrios postreros como Los Extraños o Tú Eres El Siguiente) con Jodie Foster y Kristen Stewart bordando sus papeles de madre-hija (Kristen Stewart consigue un hito en su interpretación…es la primera niña de 12 años que no sonríe ni una sola vez en los más de cien minutos de metraje!) cuando en un principio iban a ser Nicole Kidman y Hayden Panettiere las protas. Mothman, La Última Profecía(2002) de Mark Pellington (responsable de otro título de culto como “Arlington Road, Temerás a tu Vecino“) supone la vuelta de tuerca definitiva a los casos tipo Expediente X con un enigma al servicio de unos estupendos Richard Gere y Laura Linney (de nuevo juntos tras protagonizar Las Dos Caras de la Verdad) que nos acojonan con el hombre-polilla que atormenta una población…uno de los films más sugerentes e inquietantes de la década sin duda. Jane Campion por su lado lo intenta con En Carne Viva (2003) donde Meg Ryan es acosada por un psycho y aprovecha para liarse con el detective interpretado por Mark Ruffalo regalándonos, por fin, desnudos a granel y morbo guarrindongo que no habíamos visto desde Instinto Básico. Pero aquí la ambientación oscura y la psicodelia emocional (!) hacen de este film fallido una rara avis (y no solo por ver a Meg Ryan zorreando en pelotas de lo lindo con el policía supermacho). Brad Anderson hará lo propio con El Maquinista (2004) con algo de capital español y otro final sorpresa de la moda iniciada por El Sexto Sentido, y Chris Kentins sorprenderá a todos con un presupuesto de 120.000 dólares y formato digital en su agobiante Open Water (2003), donde cuenta el horror de unos náufragos bobalicones abandonados en medio del océano a su suerte y rodeados de tiburones… Muy distinto es el caso de Stephen Carpenter (director de culto por films ochenteros como La Mansión Ensangrentada y Trans-Gen, Los Genes de la Muerte) que quiso volver a lo grande al género que ama con Escapando de la Oscuridad (2001) aprovechando la moda del “horror teen” y sembrando el film de caras atractivas (como la preciosa Eliza Dushku) aunque usando un guion retorcido con muchas deudas a esa peli de culto que esLa Escalera de Jacob (1990) de Adrian Lyne pero que acaba siendo un bodrio insoportable y amorfo. Aunque no más insoportable que Van Helsing (2004) de la Universal, auténtico despropósito que no lo salvaba ni el carismático Hugh Jackman como prota.

Y para bodrios de la época el Constantine (2005) de Keanu Reeves como exorcista fantástico, Madhouse (2004), co-producción USA-UK de William Butler sobre fantasmas en el sótano de un manicomio, La Mansión Encantada (2003), peli Disney explotando otra atracción de sus parques temáticos y con Eddie Murphy asentado ya definitivamente en lo políticamente correcto y baboso (aunque yo no creo que el film fuera tan tan tan malo como decían) y delirios explotativos como Anacondas: La cacería por la Orquídea Salvaje (2004) cuyo título es más creativo que su guion (y ahí estaba en la dirección el entrañable e inútil director ochentero Dwight H. Little) aunque no mucho mejor era el film original Anaconda (1997) del que sale esta delirante secuela. Sin embargo el imperio de los despropósitos quizá sea el gran fiasco de la primera mitad de los años 2000 la muy anunciada y promocionada El Exorcista: El Comienzo (2004) que acabó convertida en dos pelis (la original rodada por Paul Schrader y el refrito perpetrado por Renny Harlin cuando fue contratado para rehacer lo montado y rodado por Schrader y lo cachondo es que las dos versiones son igual de malas e insultantes, eso sí al menos la Warner intentó recuperar todo el dinero perdido vendiéndonos la moto con el DVD de la versión original como “la versión prohibida”, para quien aún crea que los estudios de Hollywood no tienen más cara que espalda!)

Paul W. S. Anderson nos abría los ojos con Alien Vs Predator (si, estaban también de moda los crossovers) y nos aclaraba que no era la gran promesa del fantástico que auguraba (al final todo se ha quedado en su fascinante Horizonte Final, que a estas alturas empezamos a sospechar que no era cosecha suya) y Marc Evans nos prometía mucho y siempre se estrellaba con bodrios como My Little Eye (2002) yTrauma (2004), ambas con rubias llenas de morbo (la primera con Laura Regan, la segunda con Mena Suvari). Shyamalan empezaba a flojear con El Bosque (2004) y sin embargo su maestro Spielberg apabullaba con su remake (y de Cruise) de La Guerra de los Mundos(2005) que acabó siendo una de las pelis que más miedo me han dado nunca (esa demoledora aparición de los alienígenas en sus brutales cacharros con sonido surround en el cine me puso el vello de punta!).

Aunque algo que definió esta primera mitad de década y que supuso el fin del sueño de la Dimension Films (al menos para todo producto que no viniera firmado por la pandilla de Tarantino) y muchas de sus estrellas fue sin duda el descalabro monumental de La Maldición (Cursed) mega-bodrio firmado por Wes Craven y Kevin Williamson que junto con el equipo técnico estrella de la casa (KNB group a los FX, Marco Beltrami en la Banda Sonora) estrenaron una basura infecta que ni daba miedo ni inquietaba ni entretenía siquiera. Los problemas de producción, las re-escrituras de guion y la presión del estudio por eliminar el gore para obtener una buena calificación por edades fueron las excusas para justificar semejante despropósito pero a mí me parece que el tema de la licantropía no daba para mucho y que Christina Ricci es veneno para la taquilla (a pesar del morbazo que ha tenido siempre la chica) y que en definitiva como han demostradoScream 3 y 4 el tándem Craven-Williamson sólo tuvieron la suerte de hacer un par de chistes graciosos en su momento y el chicle no ha podido ser estirado más. Solo hay que ver la carrera de los dos personajes para darse cuenta de que los altibajos y la falta de continuidad son el pan de cada día de sus vidas creativas.

Aunque una bonita sorpresa de videoclub sería Dead End: Atajo Al Infierno (2003) debut en la dirección del tándem Jean-Baptiste Andrea y Fabrice Caneda que al calor del nuevo cine de terror y gore francés (hablo de cosas como A L’Intérieur y El Internado) nos ofrecía, con capital USA, una historia de familia en coche, camino de una cena de Nochebuena con los abuelos, que toma un atajo por una carretera secundaria y cruzan un infierno de fantasmas y cosas raras con final sorpresa una vez más al estilo El Sexto Sentido. Una bonita golosina de culto sin pretensiones y por ello más cautivadora.

CINE USA DE TERROR 2005-2009

Durante la segunda mitad de la década del 2000 el slasher pasó a remakear ya sin vergüenza. Así nos endiñaron el remake de Cuando Llama Un Extraño (2006), la secuela del remake La Matanza de Texas: El Origen (2006), Negra Navidad (2006), remake del mítico Black Christmas de Bob Clark (cosecha de 1974) que al menos incluía bellezas femeninas como Mary Elizabeth Winstead y sobre todo Michelle Trachtenberg. Mientras la WWE de lucha libre nos endosaba Los Ojos del Mal (2006), slasher rutinario con la estrella del wrestling Kane matando jovencitos con distribución de Lionsgate (pequeño estudio que acabaría convirtiéndose en una major más a efectos prácticos). Las precuelas estaban al orden del día y Hannibal: El Origen del Mal (2007) arrastraba por el fango el mito de Lecter. Reeker (2005) había mezclado el slasher con el género zombi y sólo Cry Wolf (2005) parecía querer aportar novedades (aunque fuera una película fallida con el único atractivo a día de hoy de estar protagonizada por la morbosísima pelirroja Lindy Booth, a la que ya habíamos visto en Wrong Turn).Aullidos (The Breed) no era un remake del film de Joe Dante sino un film producido por Wes Craven con jovencitos asediados por perros víctimas de experimentos oscuros resultando un aburrido slasher sin sangre ni sexo protagonizado por una recatada Michelle Rodriguez.

El género de los licántropos había rejuvenecido con Ginger Snaps y Underworld (que mezclaba hombres-lobo con vampiros adelantándose a la saga Crepúsculo) y regresó con Underworld Evolution (2006) donde el tándem Len Wiseman y Kate Beckinsale imitaba al de Paul S. W. Anderson y Milla Jovovich en la saga Resident Evil (romance entre actriz y director incluido). De hecho los productores deUnderworld insistieron con La Marca del Lobo (2007) dirigido por Katia Von Garnier en una serie B baratísima de hombres lobo algo más tradicionales.

La adaptación de videojuegos también era otra moda en plena fiebre con las secuelas de Resident Evil (Apocalipsis de 2004 y Extinctionde 2007), el bodrio de Alone In The Dark (2005) y Silent Hill (2006) que curiosamente a pesar de las apariencias no había usado capital USA y era una coproducción extranjera en tierras americanas.

La etiqueta GorNo o Torture Porn (igual de idiotas ambas) empezó a ser usada a raíz del Hostel (2005) de Eli Roth y ahí se encajaron las secuelas de Saw (Saw III de 2006), Hostel 2 (2007) con una Heather Matarazzo musa del cine indie aquí desangrada vilmente para morbo de erotómanos retorcidos y con el engendro de Turistas (2007) que realmente no puede encasillarse dentro del GorNo pero sí en la moda de occidentales en apuros en una país inferior económica y socialmente. Así Turistas parecía un Hostel en Brasil, en realidad era producto de la cultura arrogante anglosajona que cree que todo país del segundo o tercer mundo no merece si quiera que se gane la vida con el turismo (industria que no produce futuro a sus nuevas generaciones sino servidumbre). Eso sí, Turistas nos ofrece la jugosa presencia de dos bellezones como Melissa George (muy presente en el cine de género de la época) y Olivia Wilde (la maciza Trece de la serie House).

El terror oriental sigue dejando su influjo en USA con mil y un remakes: El Grito 2 (2006) protagonizada por Amber Tamblyn (que ya salía en el prólogo de The Ring americana pero a la que redescubrimos muchos en la séptima temporada de la serie House) y de nuevo dirigida por Takashi Shimizu y Pulse (2006), remake del film Kairo (2001) y co-escrito por Wes Craven, eran tan entretenidas como banales. Algo mejor, para mi gusto, fue Dark Water (2005), el remake del film japonés con Jennifer Connelly de prota y el inesperado Walter Salles en la dirección.

Mennan Yapo dirigía Premonition: Siete Días (2007) ahondando en el género de moda de la narración no lineal (iniciada por el Mementode Nolan) y nos regalaba a una angustiada Sandra Bullock en un film tan disfrutable como Identidad (clásico de culto a estas alturas). Joel Schumacher seguía arrastrándose por el lodo con El Número 23 (2007), film que también juega al despiste con el espectador y al servicio de un Jim Carrey que más o menos siempre tiene el mismo corte de pelo (como le pasa a Matt Damon) y que protagoniza uno de los peores bodrios de la década. Lo Que No Se Ve (Invisible) de 2007 es un remake de un film sueco ejecutado por David S. Goyer sobre un chico que tras una paliza queda en coma y su espíritu busca ayuda para que encuentren su cuerpo y lo salven…no solo de remakes orientales vive la industria USA.

Cocodrilo, Un Asesino en Serie (2007) ahondaba en el subgénero de los animales-psicópatas (o slasher zoológico) con Michael Katleman a los mandos y Carretera al Infierno (2007) era otro remake totalmente anodino e innecesario. Tarantino y Robert Rodriguez unen sus megalómanos cerebros con la Dimension Films e “inventan” el proyecto GrindHouse con sus dos pelis unidas (Planet Terror-Death Proof) más un puñado de trailers falsos de sus colegas (ya sabéis, Eli Roth y demás mamporreros) e intentan vendernos la moto. Resultado: muchos fans (y críticos aburridos) del cine de género quedan embobados, literalmente, con la propuesta y durante un tiempo debemos asumir que la moda “grindhouse” nos va a dar un tiempo la lata (sobre todo en el mercado DVD con recopilaciones de trailers reales de pelis de serie B y Z).

Pero sigamos con los remakes que es sin duda la moda que más furor hace, sobre todo entre las mentes creativas de la industria USA (usease, Hollywood). Así nos llegan Terror En La Niebla, el remake de La Niebla de Carpenter con Debra Hill en la producción, Las Colinas Tienen Ojos (2006), remake del clásico de Wes Craven producido por él mismo y con Alexandre Aja en la dirección (un film infumable solo alegrado por la juvenil presencia de Emilie de Ravin, la post-adolescente preñada de la serie Perdidos), el remake de La Profecia (2006) protagonizada por una Julia Stiles que perdía a marchas forzadas la frescura de su deliciosa juventud (uno de esos casos en que una actriz envejece a velocidad de vértigo), Invasión (2007) remake innecesario (y film con mil y un problemas de producción) de La Invasión de los Ultracuerpos pero que a mí por lo menos me encantó (Nicole Kidman estaba magnífica) por más que el final feliz fuera harto decepcionante.Wicker Man (2006) era otro remake de film de culto de los 70’s perpetrado por sorpresa por Neil LaBute (aunque no era tanta sorpresa si tenemos en cuenta el tufillo machista del cine de este hombre) protagonizado por un Nicolas Cage cada día más perdido en el mundo del cine (y sobre todo de eso que se llama la interpretación) pero con agradecidas presencias de Kate Beahan (bellezón muy desaprovechado en el cine actual)  y Leelee Sobieski.

La Dark Castle seguía dando guerra con La Cosecha (2006), decepcionante film protagonizado por la siempre fascinante Hilary Swank, dirigido por el veterano y entrañable Stephen Kopkins y con la presencia de Anna Sophia Robb, actriz infantil de moda, como niña inquietante. Pero la peli fue otra de esas decepciones monumentales. La Ghost House de Sam Raimi nos regalaba el terror clásico en The Messengers (2006) con Kristen Stewart como morbosa prota y aunque el film fue fusilado en su momento a mí me parece un mini-clásico de la época y hasta dio para una secuela aún superior (!). La Dimension Films alcanzaría la gloria de nuevo con 1408 (2007), adaptación de un relato de Stephen King con John Cusack y Samuel L. Jackson de protas en papeles ya casi habituales en ellos, y con Scary Movie 4, nueva entrega de sus parodias sobre el cine de género.

Maleficio (2005) era una peli de fantasmas del siglo XIX con buenas intenciones y resultados aburridos. Serpientes en el Avión (2006) un éxito sorpresa dirigido por David R. Ellis (el mismo que insufló nueva vida a la saga Destino Final) y las primeras entregas de Piratas del Caribe también podrían encuadrarse en el género de terror y adelantaban el furor por las franquicias (anunciado por El Señor de los Anillosde Peter jackson) que toda major quería.

Stay Alive (2006) era un film sobre videojuegos malditos y uno de los peores bodrios del momento. Roland Joffñe se perdía en una producción USA-Rusia titulada Captivity (2007) con algunas pretensiones y burdos resultados, Kevin Costner daba la sorpresa con Mr. Brooks (2007) protagonizando una de las mejores pelis sobre psicópatas de toda la historia del cine (!!) y con un William Hurt impagable (como amigo imaginario del psycho) y la deliciosa presencia de Danielle Panabaker (pronto chica solicitada en pelis de género como elremake de The Crazies).

Disturbia (2007) llevaba aún más lejos el tema de los remakes (es una versión extendida y “mejorada” de La ventana Indiscreta de Hitchcock) y el truño de White Noise: Más Allá (2005) daba hasta para una secuela aún más aburrida: White Noise 2: La Luz (2007). Renny Harlin seguía destruyendo el poco prestigio (si es que aún le quedaba) que tenía con otro bodrio como La Alianza del Mal (2006) sobre un brujo muy malote mientras pelis como El Hijo del Mal (2007) con una Vera Farmiga estupenda como madre agobiada por su hijo anormal sentenciaba en el género del horror doméstico e infantil (pocas pelis tan desasosegantes como este ejercicio de derribo y demolición de la felicidad familiar).

La Caverna Maldita (2005) no era más que un refrito de The Descent de Neil Marshal. Destino Final 3 (2006) nos ofrecía a la prota más guapa de la saga, la entonces muy solicitada Mary Elizabeth Winstead, Hard Candy (2005) apabullaba con la historia de una adolescente que torturaba a un supuesto pederasta y Tránsito (2005) nos traían a los guapetones Ryan Gosling y Naomi Watts en una rareza sobre el tránsito o paso de la vida a la muerte, de nuevo dentro del género de narración no lineal. El Retorno de los Malditos (2007) era el absurdo título español a la secuela del remake de Las Colinas Tienen Ojos, de nuevo con Wes Craven en la producción. Mientras Saw III (2006) nos traía a Shawnee Smith (popular mucho antes por la mítica telecomedia “Becker” de Ted Danson y cantante además de un grupopseudopunk) con melena corta y camiseta ajustada (que casi no podía ocultar un par de dones que la naturaleza le dio).

En la recta final de la década aparecería el fenómeno de las cámaras de vídeo caseras (Paranormal Activity, la anti-cinematográficaMonstruoso de Matt Reeves… incluso Romero se apuntó a la moda) que a mí personalmente me pareció insufrible. Paranormal Activity (y algunas de sus secuelas) la verdad es que me entretuvieron sorprendentemente (supongo que me atraía el morbo voyeurístico del asunto) pero Monstruoso (2008) y demás fenómenos de feria me aburrieron soberanamente. Por supuesto hubo imitaciones y refritos y esa ¿nueva? etiqueta del “found footage” que en realidad se remontaba a Holocausto Caníbal (1978) de Deodato y si hablamos de cámaras y morbo a La Muerte En Directo (1979). Siguiendo el linaje del cine sobre cámaras subjetivas y/o de vídeo ahí teníamos Henry, Retrato de un Asesino (1986), Ocurrió Cerca de Su Casa (1992), Asesinos Natos (1994), nuestra Tesis (1996) y finalmente El Proyecto de la Bruja De Blair (1999).

Por lo demás la Ghost House crecía con algo como 30 Días de Oscuridad (2007) con la guapa Melissa George de por medio y una escena final magnífica (aunque en realidad la Ghost House nos traería un film mucho mejor, de culto instantáneo, como era The Children de 2008 dirigido por Tom Shanklan y que nos sorprendía con su ambiente e inquietante historia plagada de niños extraños…), Melissa George seguiría en el género con WAZ (2007) dirigida por el mismo tipo de The Children, y era un curioso y fallido slasher con ecuaciones matemáticas de por medio y Rise: Cazadora de Sangre (2007) aprovecharía el resurgir de los vampiros para una historia con más morbo sexual que otra cosa (Lucy Liu y Carla Gugino animaban al personal en un film por otra parte mediocre). Parking 2 (2007) daba la sorpresa en taquilla (yo la disfruté en su momento pero jamás me sometería de nuevo a este film con dos personajes que no parecen querer salir de un parking) mientras Rob Zombie (mimado por la crítica, no sé por qué) destrozaba la magia oscura de un personaje mítico con el remakede La Noche de Halloween, aquí titulada Halloween: El Origen (2007) que resultaba un remake con precuela incluida y todo apadrinada por la Dimension y con un Malcom McDowell que daba pena. Un film aupado por crítica y público y que a mí como fan añejo del slasher de la era dorada solo me provocaba dolor de estómago ante la insufrible cool-tura cinéfaga de Zombie.

Alien Vs. Predator 2 (2007) destruía también la magia de ambas sagas de la Fox mientras que los Weinstein, vendida la Miramax de sus amores, resurgían con The Weinstein Company y nos regalaban un film tan curioso como Despierto (2007) donde Hayden Christensen (camino del olvido como le pasó a Mark Hamill) es un chico que cuando debería estar anestesiado sigue despierto y consciente pero no puede hacer nada (al estilo Johnny Cogió su Fusil) mientras los demás parecen querer joder su vida, incluida una perversa y buenorra Jessica Alba. Y la Alba también protagonizaría el remake americano de The Eye (2008) dirigido por los franceses David Moreau y Xavier Palaus (oh, vil metal!) y resultando un aburrimiento (por ahí también estaba una desconocida aún Chloe Grace Moretz, futura Hit-Girl, como niña cancerosa y pelona) sólo soportable por la belleza de Jessica Alba. Llamada Perdida (2008) también era otro remake aburrido más (esta vez de un film de Takeshi Miike, tan prolífico como sobrevalorado) y Retratos del Más Allá (2008) hacía lo propio con Shutter (2004) protagonizado por el insufrible Joshua Jackson…

Mientras, Al Pacino protagonizaba un raro slasher policial como 88 Minutos (2007) dirigido por Jon Avnet y con scream-queens de la época como Alicia Witt o Leelee Sobieski, por no hablar de la guapísima Amy Brenneman (que desde que la echaron de la mítica serie Policías de Nueva York aún trata de encontrar su sitio en el mundo de los vivos). Las Ruinas (2008) parecía la nueva sorpresa de género…que acabó aburriendo a las ovejas y Frank Darabont se arrastraba con La Niebla (2007) adaptación de otra historia de su adorado Stephen King y financiado por la Dimension que consiguió un apoyo crítico inexplicable para ser a día de hoy olvidada por la humanidad.

Y los remakes no cesaban: el peor de todos el de Prom Night que no se aclaraba si era remake o secuela (o ambas cosas) y que aquí llegó con el título de Una Noche Para Morir (2008) resultando uno de los más aburridos slashers de la historia del cine, no sólo por su ausencia de sangre o sexo sino porque al asesino lo conocemos enseguida y en fin, no hay un solo minuto de entretenimiento…y eso que estaba protagonizada por la guapa Brittany Snow que tras la mala impresión que me dio aquí sí demostró en otras pelis su talento (Hairspray yDando La Nota demuestra lo bien que canta y actúa esta chica)

Shyamalan iba cuesta abajo y sin frenos (las comparaciones con nuestro Amenábar eran inevitables) y lo reafirmó con El Incidente (2008) pastel ecologista-inquietante que robando ideas ajenas y con un plantel actoral de pena (hasta Zooey Deschanel aburre!) nos quería endosar un misterio a lo Perdidos pero para pre-escolares. En fin, una pena penita pena que Shyamalan sentenciara su carrera con este film patrocinado por Greenpeace…es una broma, claro.

Las pelis hechas al calor de Hostel tampoco cesaban. La única que me digne ver era Train (2008), dirigida y escrita por un tal Gideon Raff que ahondaba en que Europa del Este era sencillamente el paraíso de los indeseables más retorcidos y en el que un equipo de jovencitos dedicados a la lucha libre perecen de la forma más horrible. Este subproducto infrahumano sólo tuvo algo de repercusión por estar protagonizado por toda una Thora Birch (la tetuda de American Beauty y única razón personal para visionarla) que tenía claro que su carrera iba ya directa a la cloaca (igual que la gravedad tiraba de sus enormes glándulas mamarias).

El muy británico Neil Marshal, el director de films de culto como Dog Soldier (2000) y The Descent (2002) se aventuraba con Doomsday: El Día del Juicio Final (2008)  en el mercado americano de verdad y a pesar de las ganas de su protagonista, Rhona Mitra, el tortazo fue de aúpa. Aún se está recuperando Marshall de la imagen que dio dirigiendo ese bodrio. Pero no más vergonzoso era el remake de Haneke (niño mimado de la prensa europea, al estilo de Von Trier) de su propia Funny Games (2007). Lo único destacable de su versión USA era la presencia de la siempre fascinante Naomi Watts. Pero para delirio X-FILES: Creer es la Clave (2008) y sí, mucho hay que tirar de la fe para tragarse que este engendro era responsabilidad de los mismos de la mítica serie televisiva.

Hellion, El Ángel Caído (2007) ahondaba en el ya saturado tema de niños diabólicos y Los Extraños (2008) ponía de moda de nuevo el subgénero de “invasiones del hogar” con una propuesta tan aburrida y sosa (igual que Liv Tyler, que aún me pregunto que tiene esta actriz cuya carrera es tan inexplicable como la de nuestra Penélope Cruz) que al final de la proyección intentabas recuperar tu dinero ante el evidente fraude que habías sufrido.

Surveillance (2008) era una curiosa golosina a la que se le perdonaba sus defectos por sus deliciosos aciertos (una peli que ni es buena ni mala sino todo lo contrario) segunda película en la dirección de Jennifer Lynch, hija de otro mito sobrevalorado e idiotizado por la cultura como David Lynch. Alexander Aja nos decepcionaba con Reflejos (2008) protagonizado por el de nuevo de moda Kiefer Sutherland y saqueando momentos inquietantes con los espejos de un film olvidado y despreciado (pero por mi admirado) como Fenómenos Extraños III(o sea, la tercera entrega de la saga Poltergeist, donde los espejos daban, y mucho, la lata de forma harto imaginativa).

Saw V (2008 seguía ganando pasta para la Lionsgate mientras la Summit encontraba por fin su franquicia (a lo New Line con El Señor de los Anillos) con Crepúsculo (2008), adaptación de la saga literaria de adolescente enamorada de vampiro lechoso y con algunos hombres-lobo pululando por ahí también. Por desgracia a pesar de contar con una hipermorbosa Kristen Stewart (que dentro del cine menos comercial lograba hacer pelis tan deliciosas como Adventureland) el producto era intragable a todos los niveles…en realidad no era una peli de vampiros sino más bien un culebrón de amores post-adolescentes con tanta represión sexual (Semen Retemtum Venenum Est) que Edward debía estar tan blanco de retener tantos fluidos seminales…en fin, aberrante para quien como yo era ya un treintañero escéptico y amargado…

2009: LA RECTA FINAL.

En el último año de la década abundarían los bodrios insufribles como Jennifer’s Body (2009) con las macizas Amanda Seyfried y Mega Fox (y la guionista-estrella Diablo Cody queriendo ser la nueva Kevin Williamson) o Expediente 39 (2009) rodada en 2006 y que ahora le daban salida dejando una peste increíble por cualquier cine que incautamente la proyectara. Exorcismo en Connecticut (2009) nos vino con cierto aura mítica (sobre todo por culpa de Ángel Sala, siempre augurando que tal o cual peli, sin verla, iba a ser el no va más) y losremakes seguirían arreciando con La Última Casa a la Izquierda (2009), con Craven en la producción, o San Valentín Sangriento 3D (2009) que no aportaban nada de nada (salvo bostezos). Sam Raimi fuera de la franquicia de Spider-man demostraba que los años 80’s quedaban muy lejos con su inesperada Arrastrame Al Infierno (2009) cuya protagonista inicial iba a ser la maravillosa Ellen Page (Hard Candy, Juno) pero que finalmente abandonó al proyecto en cuanto tuvo algo mejor que hacer (que fue Roller Girls, el sorprendente, delirante y delicioso debut en la dirección de Drew Barrymore…hizo bien la muchacha en dejar plantado a Sam Raimi cuya versión B sería Kevin Smith).

Saw VI animaba el panorama por aquí al ser calificada como X por su extrema violencia y abriendo una polémica que resurgiría con A Serbian Film (2010). Por un lado estaban los que no tienen moral alguna y por el otro los que sólo entienden el mundo como algo moral. Yo en medio de esos bandos pensaba que romperse la camisa (como Camarón) por pelis tan malas e intrascendentes era un desprestigio para cualquier cinéfilo que se precie de serlo. Pero así son las polémicas morales, sacan lo peor de cada uno.

El Destino Final 3D (2009) cerraba (aunque hubo al final otra entrega) brillantemente la saga por el momento (brutales las escenas de choque de coches), llegaba a España el sleeper de Paranormal Activity (2007), Jaume Collet-Serra apabullaba con La Huérfana (2009), nuevo film para la Dark Castle y sin duda uno de los mejores films de niña malvada de la historia. Crepúsculo entregaba otro ladrillo bajo el título de Luna Nueva (recuerdo ir al cine a verla con mi hermano y encontrarnos con Macarena Gómez en la cola con su madre, iban a ver “Amelia” el biopic de la aviadora protagonizada por Hilary Swank,…y mi hermano se puso a hablar con ella mientras yo la ignoraba vilmente…nunca me gustó alimentar el ego de los demás…ya tengo bastante con el mío!).

Dentro de los remakes el más insultante era Hermandad de Sangre (2009), remake de Siete Mujeres Atrapadas (1983) con chicas guapas y tan aburridas como el espectador en un film sin sangre ni ni sexo ni alma ni ná. Nuestros Alex y David Pastor lograban rodar Infectados (Carriers) con capital americano pero el resultado era tan decepcionante como para calificarlo de “españolada” siendo crueles, claro. Aunque más insultante resultaba Pandorum (2009), dirigida por Christian Alvart, producida por el ubicuo Paul W. S. Anderson y que en realidad no era más que un refrito de Alien. Una de las peores sesiones que he pasado en un cine (junto con la interminable proyección deWatchmen!)

El toque lúdico (eran los tiempos en que todo el mundo hablaba de Zombies Party, peli que no he visto sólo porque todo el mundo parece haberla visto y yo me resisto, a veces, al borreguismo) nos llegaba con Bienvenidos A Zombieland (2009) comedia zombi con Woody Harrelson ya encasillado en cierto tipo de papeles y la morbosa Emma Stone alegrándonos la vista. Eso sí, el film se creía mucho más gracioso de lo que en realidad era.

CONCLUSIÓN

Así pues para mí la primera década del Nuevo Milenio se vio en principio muy marcada por las pelis El Sexto Sentido y El Proyecto de la Bruja de Blair, ambas de 1999. La primera inició una moda de finales sorpresa tremendos (Los Otros, El Club de la Lucha, El Maquinista, La Desaparición de Embry, Dead End, A L’Interieur… incluso El Protegido y El Bosque donde Shyamalan se plagiaba a sí mismo) pero la segunda incluso cambió la forma de promocionar las pelis y aún hoy notamos todo lo que acarreó aquello (¿Alguien se imagina promocionar un film sin videos virales y demás parafernalia de trucos de la Red actual?). Luego llegó el furor por los remakes, secuelas e intentos de franquicia. La resucitación de géneros añejos (vampiros, hombres-lobo, zombis) y para colmo el invento de nuevas etiquetas (GorNo, Torture Porn, Found Footage…que jamás usamos la plebe cuando hablamos de una peli a la salida de un cine, son términos sólo para los juntaletras de la crítica oficial y no oficial) para intentar refrescar el vocabulario a la hora de describir la same old shit. Se calificó degore a La Pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson (cuando el gore dejó de ser algo transgresor y peligroso) y algunos asumimos que estaba ya todo inventado y que salvo los francotiradores valientes e inspirados (Lucky McKee, Robert Harmon) no podíamos contar con las modas habituales ni con los fenómenos encumbrados por crítica o los cada vez más influyentes (usease, donde se movía el vil metal) festivales y convenciones (Sundance, Comic-Con de San Diego) donde lo que importa no es el cine sino el negocio (añadamos Cannes, por supuesto, al ser el mercado de ganado cinematográfico más importante del planeta) y vender derechos para recuperar inversiones económicas.

Los films clave de la década podrían ser Saw, Paranormal Activity, el remake de La Matanza de Texas, Hostel, el remake de The Ring y poco más (films clave teniendo en cuenta su repercusión e influencia en el género no su calidad como obras cinematográficas). Pero resumiendo esta década no se diferencia demasiado de las anteriores. Cambian quizá los métodos de distribución y propaganda (internet lo ha globalizado todo y eso significa también uniformidad y mediocridad a partes iguales), como en los 70’s El Padrino cambió las distribución cinematográfica o Tiburón dio paso al fenómeno de los blockbusters veraniegos pero en lo que nos importa, las pelis, todo sigue igual: unos renovando el género, otros haciendo refritos, saqueando ideas ajenas, otros ahondando en lo truculento, actrices y actores de moda, pequeñas series B deliciosas, grandes producciones que fracasan, fenómenos sorpresa, sleepers y lo mismo de siempre. Sólo cambia el envoltorio y yo a mis cuarenta años recién cumplidos, obviamente, siento más cariño por los 70’s y los 80’s pero intento no engañarme. En esto del cine de terror ya está todo inventado (los conceptos no varían, si ahora la gente habla de Saw es porque antes hubo un Seven, si se habla de El Proyecto de la Bruja de Blair es porque antes hubo un Holocausto Caníbal) y sólo nos queda darle nuevas apariencias y disfrutar del engaño. Al fin y al cabo ¿no se trata de eso? ¿de que las pelis de terror consigan engañarnos y hacernos felices?

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