Muy estimable pieza de comedia fantástica, muy recogida en su alcance y puesta en escena (en todo el metraje no salen de la casa rural en la que están) y basada sobre todo en la fuerza de sus chispeantes diálogos y la extraordinaria labor de sus intérpretes. Muy especialmente son maravillosos los personajes de Itziar Castro y Manuel Antuña, tanto por como están escritos, como por cómo están encarnados. Alguien podría caer en la tentación, habitual en el que recurre a binómios situación – tópico, de aseverar que estamos ante una película “teatral”. Si bien no cabe duda de que sería muy fácil de adaptar a teatro, las soluciones cinematográficas de sus directores esquivan bien esa bala.
“Matar a dios” es una comedia negra sobre las miserias del ser humano, de personajes comprensibles, reconocibles, que podríamos ser cualquiera de nosotros. Recuerda a los primeros Alex de la Iglesia, sobre al de “La comunidad”, o a los franceses Jeunet & Caró (pero juntos: no recuerda en absoluto a lo que luego han hecho separados), sobre todo en “Delicatessen”.
Precisamente el evento que da lugar al tema de la película, es decir, la aparición de ese estrambótico enano que dice ser Dios, un Dios con muy mala leche, es el punto de corte que convierte a la película en otra cosa, planteando un interesante dilema casi del calibre de esos “falsos dilemas”, y a la vez un misterio (el de saber si el desconocido dice o no la verdad). Hablando de “falsos dilemas”, precisamente de ahí surge la idea de la película: de una noche de copas, y una conversación entre amigos de las que siempre acaban en acalorada discusión a lo tonto: “si mañana se acabase el mundo y solo pudieses salvar a dos personas, ¿a quién salvarías?”. El principal problema de la película es que va de más a menos: el tramo final no sabe mantener el nivel de frescura desplegado sobre todo al principio, y la resolución es casi lo de menos.
No obstante, es una película muy agradable y simpática, a ratos muy ingeniosa, lastrada por un presupuesto muy pequeño. Sus autores acometen así su opera prima en el mundo del largometraje, tras el reconocimiento alcanzado por su corto “Nada” y casi en paralelo a que este mismo año también han presentado “RIP”.
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