Uno de los vicios que siempre me han caído más simpáticos en el cine, es el fenómeno comercial de la imitación. Esos subgéneros que se crean a raíz de un éxito de taquilla y sus copias. Alguna vez ya he escrito sobre ello, como cuando me ocupé de las imitaciones de Conan el bárbaro. Otras películas que han generado montones de imitaciones, de manera muy carismática y característica, y sin entrar en películas verdaderamente canónicas como Psicosis o La noche de los muertos vivientes cuyas influencias son obvias, han sido Alien, Tiburón, Mad Max o El exorcista. O Gremlins. En 1984 la película dirigida por Joe Dante para la Amblin Entertainment de Steven Spielberg, recaudó 153 millones de dólares (de la época), frente a los 11 millones de presupuesto que costó hacerla. Así que de seguido surgieron toda una legión de imitaciones, entre las cuales se encuentran Ghoulies, Munchies, Hobgoblins y Critters. Vale, sé que Charles Band asegura que Ghoulies era un proyecto de antes de Gremlins; y de hecho se puede apreciar que en ella los bichos son muy secundarios en la trama, que seguramente fue readaptada para inflar su parte tras ver el éxito de la película de Joe Dante; así que diga él lo que diga, sí que entra. De entre todas ellas, en mi opinión la mejor fue Critters, donde hicieron un trabajo estupendo los hermanos Chiodo, así como su director Stephen Herek, y que contaba con el protagonismo de Dee Wallace (en aquella época Dee Wallace Stone). Critters 2 fue todavía mejor, con lo que la saga se situó en seguida en el top de favoritas de los fans del cine de terror, y sus bichejos, esas bolas de puas con bocazas enormes llenas de dientes, entraron por derecho propio en nuestro bestiario. A Critters 2 le siguieron, ya en los 90, Critters 3 y 4, que ya fueron mucho peores, parecían hechas pensando directamente en salir en video, y no dejaron tan buen sabor de boca. Y con ello estas criaturas se despidieron. Hasta ahora.
En este tiempo de nostalgia y revival permanente, también han vuelto los Critters, y además lo han hecho con una atención inusitada, ya que han salido dos proyectos en vez de uno sobre ellos. Primero tuvimos noticia de una serie de TV de AMC Networks, Critters: A New Binge, que todavía no hemos visto. Y ahora llega, 25 años después, Critters Attacks!, que vendría a ser como Critters 5.
Algunos dirán que no hacía falta otra película de Critters a estas alturas. Yo opino lo contrario, ¿por qué no? Creo que otra película de Critters podría haber estado bien. Vaya, ya se me ha escapado el tiempo condicional: podría haber estado, porque ésta no lo está, desde luego. Estos Critters de 2019 tienen a su favor su autoasumida condición de serie B-Z, y unos efectos especiales artesanales. Esto último es toda una gratísima sorpresa, en estos tiempos de petardeces CGI perpetradas en serie desde los telefilmes de Syfy o similares. Werner Pretorious, que viene de hacer montones de FX, tanto modernos como clásicos, sobre todo para televisión (Las espeluznantes aventuras de Sabrina, Channel Zero, Fringe, etc), hace un trabajo un tanto estático, pero agradablemente orgánico, tanto cuando los Critters explotan o mueren, como cuando son ellos los que atacan.
Por lo demás, poco más se puede salvar. Algunos dirán que mola tener de vuelta a Dee Wallace, que ahora es naturalmente una señora mayor, y que hace de cazadora de Critters. Sí, ok, es un bonito homenaje. Es como si su personaje de la película original se hubiese transformado para convertirse en una vigilante de los cielos, a la espera de que los monstruos que ella ya enfrentó regresasen, para cazarlos. Pero su intervención en la película es muy secundaria, es apenas un cameo muy largo y recurrente. Llama la atención encontrar en el guion a Scott Lobdell, que viene del mundo del cómic de superhéroes. En mi época de comiquero era el responsable de los guiones de Generación X o X-Men. Ya en el ámbito del cine ha sido el autor del guion de la divertida Feliz día de tu muerte (Happy Death Day, 2017, de Christopher Landon), así que cabría esperar bastante más de él. Sin embargo, aquí apenas sí logra presentar una situación prometedora, aunque arquetípica, y luego solo una serie de episodios de ataques de Critters sueltos, a personajes tan secundarios que solo aparecen en la película cuando van a morir, y que por consiguiente no le importan a nadie.
Tampoco le perdono el giro políticamente correcto que le dan a la serie, con la introducción del Critter chica. Ya un Critter chica me parece mala idea. Que los Critters sean machos o hembras me da perfectamente igual, pero el aspecto paródico que tiene este She-Critter es digno de un programa infantil. Por no olvidar el mensaje: los Critters violentos y asesinos con los machos, mientras que la Critter chica es sociable, coincidiendo con los prejuicios de ciertas tendencias radicales del feminismo actual, que aseveran que toda violencia es machista, ya que al parecer la violencia es cosa privativa de los machos. En fin, todavía no estoy seguro de si Lobdell aquí pretendía ser sarcástico o lo dice en serio.
En cualquier caso, tampoco importa mucho. Los personajes van de un lado para otro entre diálogos malos con la Critter-chica como si fuera E.T. mientras los Critters malotes se comen a algunas personas, y ese es el mejor resumen posible que se puede hacer de esta película, que se antoja muy insuficiente. No hay ni gags potentes, ni muertes interesantes, ni demasiado ingenio, casi parece una secuela de las instantaneas y para hacer caja rápidamente, no un reboot tras 25 años de espera. Ya podían haber copiado algo del relanzamiento de Fangoria de la serie Puppet Master, que tampoco parece tan complicada su historia. Claro que allí estaba S. Craig Zahler en el guion. Una lástima.
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