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Harrison Ford regresa a la pantalla para su último viaje como el arqueólogo bromista favorito del cine en Indiana Jones and the Dial of Destiny, dirigida por James Mangold (Copland, Logan…), escrita por Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y David Koepp. y protagonizada por Harrison Ford, Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas, Karen Allen, John Rhys-Davies y Mads Mikkelsen.

El año es 1969 e Indiana Jones se siente viejo. Separado de su esposa, Marion (Karen Allen), está listo para jubilarse y adaptarse a su nuevo papel como el anciano gruñón residente de su edificio de apartamentos en Nueva York. Pero cuando su ahijada Helena Shaw (Phoebe Waller-Bridge) roba el Dial de Arquímedes, un objeto de poder que Indy ha estado manteniendo a salvo, una vez más se embarca en un viaje a través del país con la esperanza de localizar a Helena y devolver el dial a un lugar seguro. The Dial of Destiny es una aventura de trotamundos frenética que lleva esta franquicia a un final apropiado, compensando el mal sabor de boca dejado por la anterior, Indiana Jones y la calavera de cristal.

El director James Mangold sabiamente comienza la historia en la década de 1940, haciendo la transición de Indy de sus días de gloria a su inevitable madurez. Al principio, es 1944 e Indiana y su colega Basil Shaw (Toby Jones) son capturados mientras interceptan un tren de saqueo nazi. Mangold filma a propósito esta apertura con un lenguaje cinematográfico que imita el estilo de Spielberg. La secuencia del tren se siente como una serie episódica, con una persecución llena de acción a través de un tren en movimiento. Es aquí donde Basil Shaw e Indy toman posesión del dial, un objeto que supuestamente puede localizar fisuras en el tiempo. Abrir la historia de esta manera capta la atención del espectador y ayuda a anclar esta película al resto de la franquicia.

A partir de aquí, Mangold hace una transición abrupta a 1969 y muestra una Indy envejecido. Ya no es el rompecorazones que inspira a las alumnas a pintar “Te amo” en sus pestañas, Indiana Jones es un hombre fuera de sintonía con los tiempos. Mangold y el director de fotografía Phedon Papamichael reflejan esta disonancia en el estilo cinematográfico, utilizando un lavado e iluminación más arenosos en las últimas escenas, al estilo de Francis Ford Copolla. El diseñador de producción Adam Stockhausen también sigue esta transición al crear escenarios apropiados para la época, en particular la secuencia del tren de la década de 1940 y el desfile callejero de la década de 1960.

En lugar de un interés amoroso, Mangold empareja a Indy con su ahijada Helena Shaw (Phoebe Waller-Bridge), la hija del ahora fallecido Basil. A su edad, le corresponde llevar relaciones paterno-filiales con mujeres como ella, y no ninguna otra cosa. Waller-Bridge inyecta nueva energía a la trama y demuestra ser una socia adecuada para Indy. Sus interacciones saladas y llenas de bromas con Harrison Ford se hacen eco de la química que Ford tenía con Sean Connery en La última cruzada. Al igual que Indy, Helena siguió los pasos de su padre, pero también formó una personalidad propia única y divergente. La forma en que su “estoy en esto por mí” choca con el credo de “esto pertenece a un museo” de Indy establece una deliciosa dinámica de amigos enemigos.

Otras actuaciones notables incluyen a Mads Mikkelsen como Jurgen Voller, el villano principal, que quiere reclamar el dial para sus propios propósitos diabólicos, y Teddy (Ethan Isidore), un compañero de Helena al estilo Short Round. Antonio Banderas, John Rhys-Davies y Shaunette Renee Wilson aparecen para echarle una mano a Indy.

Todas las buenas películas de Indiana Jones necesariamente contienen escenas de persecución a velocidades vertiginosas y cruzando múltiples modos de transporte. De los que aparecen en El dial del destino, las más interesantes ocurren en la secuencia de tren antes mencionada, y luego a caballo, en avión y, sobre todo, en tuk-tuk por las laberínticas calles de Tánger. El set de Tánger funciona de manera muy similar a las escenas de En busca del arca perdida en El Cairo, incluida la persecución de un compañero secuestrado y Waller-Bridge luciendo un atuendo blanco culturalmente apropiado, un color que asociamos con la compañera de vida de Indy, Marion (Karen Allen).

Si bien es poco probable que alcance la misma popularidad que la trilogía original, The Dial of Destiny logra mantener la atención y ofrece un final digno para esta serie tan querida. Las mejores películas de Indiana Jones ofrecen aventuras tripidantes que involucran artefactos de civilizaciones antiguas, presentadas con ingenio agudo y temas sutiles de amor por Estados Unidos y la historia. Mangold tiene éxito en general, pero tal vez tropieza en su decisión de elegir un artefacto que presenta la posibilidad de viajar en el tiempo. El tiempo es la nueva frontera después del espacio, por lo que no se puede culpar a Mangold por probar esta opción. Sin embargo, sin revelar spoilers, conduce a lugares que se sienten más apropiados para una aventura de Bill y Ted que para una película de Indiana Jones.

Aún así, para aquellos que buscan una última aventura de Indiana Jones, Mangold ofrece todos los ritmos familiares que esperamos: apretones apretados, rescates en el último momento, insectos que provocan repulsión y, sobre todo, el Indy áspero con un debilidad por los pocos que ama.

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