Juega conmigo (2020), de Adrian García Bogliano

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El español afincado en Argentina Adrian García Bogliano se ha hecho un hueco propio en el panorama internacional del cine de terror, trabajando desde filmografías tan exiguas en cuanto a interés por este género como son la argentina, o con verdadera tradición pero un presente bastante pobre como la mexicana, ya que Adrian también trabaja mucho en el país azteca. Lo suyo tiene mucho mérito, ya que se estila más de la cuenta en cinematografías como las que le sirven de ecosistema, pero es algo que también ocurre en España, que los directores interesados en el cine de género dejen pasar varios años entre película y película. El, por el contrario, lleva un promedio casi de película por año. Y no creo que a él le den más fácilmente el dinero para los proyectos. Creo más bien que su filosofía va en la onda de pensamiento de los clásicos del serie B de los 50, 60 y 70, para los que lo importante era rodar, llegando al tope de lo que sus circunstancias de producción les permitiesen, en vez de esperar a la oportunidad “ideal”. Seguramente estoy siendo injusto, pero admiro cuánto trabaja Adrian García Bogliano, cuyas películas rara vez entran en el top 5 de las favoritas de uno, pero siempre están ahí, bien hechas, disfrutables, funcionando de maravilla.

Para la ocasión, en éste Juega conmigo, García Bogliano vuelve a México, país en el que tiene contactos con los que, como ya se ha dicho, colabora con asiduidad. Comenzó en 2009 en régimen de coproducciones con “Masacre esta noche”, o filmando películas enteramente bajo bandera de ese país, desde “Ahí va el diablo” (2012). Seguramente en México le están saliendo sus mejores películas, como esta última citada o “Scherzo diabólico” (2015).

Con este largometraje se inicia además la actividad de Lemonster, un nuevo sello tras el cual está Lemon Studios, que ya habían producido “Km 31” de Rigoberto Castañeda o la serie “13 miedos”. El objetivo de esta nueva productora, es especializarse en cine fantástico y de terror, sacando tentativamente dos títulos al año.

Supone también el debut de Liz Dieppa como protagonista, un bello rostro juvenil que seguramente veremos en más películas.

Aunque el film se tenía que haber estrenado mucho antes, es una de las muchísimas películas que quedó atrapadas en el limbo por la pandemia mundial, y tuvo que esperar hasta el mes de marzo de este año para ser presentada en público. Eso sí: la taquilla se considera un éxito, lo cual ayudará a hacer realidad nuevas iniciativas en esta línea.

En cuanto a resultados artísticos, la película se mueve por territorios conocidos y no depara muchas sorpresas, pero en ella todo está bien y funciona, con influencias de “Al final de la escalera” y , pero también abraza elementos de la cultura mexicana, como la confianza ciega en los trabajadores domésticos para el cuidado de los hijos y ciertos tipos de juegos de niños que –como es de suponerse– terminarán involucrando a una entidad demoniaca.