Sadako Yamamura es un personaje surgido de la imaginación del escritor Koji Suzuki en su celebérrima novela The Ring (Ringu) en 1991. Según el canon establecido por el escritor, más o menos respetado también en las adaptaciones cinematográficas, Sadako es hija de una mujer humana, una médium o bruja, llamada Shizuko Yamamura. La identidad del padre es un poco más controvertida. Se suele considerar fruto de una relación extramatrimonial con el doctor Heihachiro Ikuma, que trajo a Shizuko a Tokio desde Oshima, su isla natal para estudiar sus poderes extrasensoriales. El doctor jamás ha sido descrito como un personaje simpático, al contrario, trata muy mal a Shizuko y ejerce sobre ella un control absoluto. Claro que hay que ponerse en contexto, estamos en el Japón de los años 40, y probablemente ese era el modo habitual en el que se trabaja a las mujeres y este dato no tenga nada de particular. A pesar de estar casado, se presume que el Dr. Ikuma mantuvo relaciones sexuales con Shizuko, que por otro lado no había tenido relaciones conocidas con ningún otro hombre, por lo que lo lógico es pensar que Ikuma es el padre de Sadako. No obstante, algunos pasajes de la novela, y ciertas sugerencias claras en las primeras adaptaciones al cine, demostrarían que Shizuko Yamamura sería fecundada por un monstruo marino, una criatura sobrenatural o divina surgida del mar, como un yokai del agua, ligando de forma tenue pero muy estimulante la mitología de The Ring con el horror cósmico (entiendo que todos han leído El horror de Dunwich, ¿verdad?) y con la mitología tradicional japonesa, con sus kamis y sus onis, algunos de ellos de naturaleza marina (como es normal es una cultura insular, no olvidemos que Japón es un archipiélago formado por 14.125 islas de todos los tamaños). Esta versión me parece mucho más probable, porque explicaría los poderes de Sadako, que no serían heredados de los de su madre, de la que podría obtener cierta clarividencia y poco más, sino de su padre.
Sadako llegó a tener un hermano llamado Tetsuo, que murió con tan solo cuatro meses de edad. Parece que la capacidad reproductora de Shizuko Yamamura tras haber concebido a Sadako pudo quedar irremediablemente dañada, y este segundo hijo nació aquejado de múltiples enfermedades congénitas. Por su parte, la propia Sadako sufría un tipo de pseudohermafroditismo masculino: aunque su apariencia general era de chica, biológicamente era un varón con feminización testicular, algo que solo se podía ver externamente por la bolsa escrotal ubicado sobre su pubis. Ese detalle es importante en el canon de las novelas, pero fue ignorado por todas las adaptaciones cinematográficas, siendo recogido sin embargo por alguna dirigida a televisión. No es de extrañar: las novelas parecen centrarse ante todo en el aspecto viral de la criatura llamada Sadako, mientras el cine ha preferido imaginársela como un yurei, un fantasma japonés. El hermafrodita en el primer contexto, representa al que puede reproducirse por sí mismo, mientras que en el segundo hubiera sido una extravagancia que habría chirriado a muchos espectadores.
Hasta los tres años, la pequeña Sadako vivió con sus abuelos en Oshima, la isla natal de su madre. Entonces su madre regresó a buscarla, se la llevó a Tokio, donde seguía viviendo a cargo del Dr. Ikuma. Los poderes psíquicos de Sadako fueron notables desde muy niña, lo que hizo que creciera dándoles miedo a los demás, tanto a los de su edad como a los adultos, solitaria y con graves problemas de comunicación. Tras una demostración fallida que el doctor Ikuma trató de hacer delante de científicos muy relevantes, éste se frustró y decidió abandonar a Shizuko y a Sadako. Ellas volvieron a Oshima, en donde fueron arropadas por la familia. Con tan solo 11 años, Sadako predijo la erupción del volcán Mihara. Para entonces, la fama de bruja de Sadako era mayor incluso que la de su madre Shizuko.
El siguiente hito importante en la vida de Sadako Yamamura también es divergente entre las versiones literarias y televisivas (que por algún motivo tienden a parecerse más) y las cinematográficas. Con 19 años, Sadako Yamamura, ya joven adulta, vuelve a Tokio y prueba fortuna trabajando con la compañía de teatro Isho, haciendo finalmente sus pinitos como actriz. De la manutención se hace cargo el Dr. Ikuma, asumiendo su papel de padre, aunque no tiene contacto personal con Sadako. Este periodo en el teatro de Sadako podría haber cambiado radicalmente las cosas, evitando que pasara nada lo que pasó después. Incluso tuvo su interés romántico en un chico llamado Tomaya. Pero fue al contrario: terminaron de ser el catalizador de la Sadako víctima y vengadora.
Sadako sufrió un intento de violación por parte del director de la compañía, que desistió al notar el hermafroditismo de la joven (canon de los libros). A partir de ahí, una maldición se desencadena sobre la compañía y tanto el violador como cinco personas más mueren de ataques al corazón, en circunstancias extrañas. Sadako huye, regresando a su solitaria y dolorosa autoreclusión voluntaria en Oshima.
En 1966, su padre (su padre humano más bien, asumiendo la teoría de la verdadera paternidad mitológica de Sadako), el doctor Ikuma, ha contraído tuberculosis, o una enfermedad parecida, ya que el origen parece tener que ver con los experimentos que ha estado haciendo últimamente sobre sí mismo, probando la posibilidad de desarrollar poderes psíquicos. Sadako reaparece en esta época y le hace frecuentes visitas en el hospital. De nuevo la violencia y la desgracia marcan el destino de Sadako: un joven médico del hospital, el doctor Nagao Jotaro, sigue a Sadako y trata de violarla. Como ya había pasado años antes con el director de la compañía de teatro Isho, el violador nota el hermafroditismo y asqueado la asesina. Para deshacerse del cadáver, lo arroja a un pozo. Sadako, sin embargo, no está muerta: sobrevivirá 20 años en el fondo del pozo, sin comer, sin apenas moverse, simplemente experimentando sucesivamente el miedo y luego el odio, rumiando su rencor, hasta que expira. Pero la muerte para Sadako Yamamura es solo el comienzo.
En otras versiones, sobre todo en el cine, se simplifica esta cronología eliminando los episodios de la compañía Isho e incluso al Dr. Jotaro, y es el propio doctor Ikuma, el que asustado ante los poderes Sadako, la asesina y la tira al pozo. Especialmente si lo que le interesa a los narradores en centrarse en la lucha contra la maldición del video, esta síntesis puede resultar muy práctica al eliminar información superflua.
En el momento de la muerte de Sadako, una familia que estaba pasando un fin de semana en un bungaló de recreo, grabó sin querer una extraña señal televisiva. El rarísimo evento, quedó inmortalizado en una cinta VHS, y ese el comienzo de la maldición del video, que es el tema de The Ring, en todas versiones (televisiva, cinematográfica, remake USA e incluso remake coreano).
Esta versión de Sadako es sin duda la mejor, la más sencilla, romántica y al mismo tiempo aterradora. Un yurei, un fantasma japonés femenino de pelo largo por la cara, asociado a una maldición que cae sobre los desdichados que, sin saber lo que hacen o movidos por dosis simétricas de curiosidad e incredulidad, ven el video. Que caiga sobre ti una maldición por hacer lo que no debes, es un recurso con sólidas raíces tradicionales. También la mayor parte del desarrollo de Ringu responde a un esquema muy clásico: es una carrera contrarreloj, no exactamente contra el fantasma, sino por averiguar el origen del video. Es decir: los personajes Asakawa y Takayama, ya sean masculinos o femeninos (en esto también divergen los libros –todos son varones- de la película –protagonista femenina y ex marido ayudándola-), a partir de cierto momento averiguan qué le pasó a Sadako, pareciendo que se trata del típico fantasma que busca descansar en paz, que sus restos sean encontrados y la historia de la infamia que cometieron sobre ella salga a la luz. (Un ejemplo occidental en cine muy representativo de este clasicismo sería Al final de la escalera). Pero no: al final de la historia tendremos un último giro que nos descubre que Sadako estaría más bien en otra tradición, ésta más bien japonesa: la de los fantasmas rabiosos de rencor (en inglés grudge, ya saben hacia dónde estoy apuntando, a la serie de Ju-On y al espectro de Kayako). Estos seres no buscan el descanso, solo quieren el mal para los vivos, a modo de venganza, y nada puede apaciguarlos.
El añadido del modo en el que Sadako surge de la televisión, es una brillante aportación de la película de Hideo Nakata, en 1998. Hasta ese momento, ni la novela ni la primera adaptación televisiva Ringu: Kanzenban (1995) habían especificado tanto. Es una hallazgo extraordinario, que termina de configurar la mitología, añadiendo la capa de faltaba a la fascinación que los viejos videos VHS pueden provocar en la actualidad. Obsérvese que, precisamente porque se han quedado obsoletos, han adquirido un aura de potencial para ser portadores de lo sobrenatural semejante al que tienen libros, cuadros y hasta fotografías, todos medios que han sido desplazados por el video y la fotografía digital.
El final de The Ring, la explicación del porqué se salva quien se salva, re-introduce en la película el concepto de viralidad, de importancia central en el universo de las novelas. De hecho, en Rasen, la segunda novela, y en su adaptación cinematográfica, la secuela “apócrifa” del mismo 1998 (más bien olvidada o desterrada, ya que se trata de una secuela del todo oficial), nos olvidamos casi completamente del video, y Sadako trata de provocar el fin de la humanidad partiendo de una enfermedad contagiosa, al mismo tiempo que urde un plan para renacer, con el objetivo de volver a caminar por la tierra en carne y hueso, aunque esta vez no como una muchacha desgraciada y temida, sino como la semi-diosa terrible que en realidad es. Esto que acabo de decir no les suena de nada, ¿verdad? Ni les encaja con el argumento del yurei y del video maldito. Lógico, es que es una fractura total del canon más popular, el de la película de Nakata, y además son muy pocas las personas en occidente que han leído la segunda novela, o han visto la película de Rasen, que por otro lado es bastante mala.
El inmenso éxito internacional de la versión cinematográfica rápidamente había eclipsado a la Sadako de los libros, representada si acaso en las pantallas por Ringu: Kanzenban y Rasen, prácticamente desconocidas para el común de los espectadores de occidente. Así que no es raro que también en 1999 se estrenase en los cines de Japón Ringu 2, la nueva secuela de The Ring que condenaba definitivamente a Rasen al limbo de lo apócrifo, como si nunca hubiese existido, y que plantea una línea alternativa de continuaciones no especialmente interesadas tampoco en ser fieles a los libros, sino en identificarse como herederas con el planteamiento de terror sobrenatural de la exitosa película. Paradójicamente, Ringu 2 también realiza tantos cambios en el lore de la saga, que resulta incoherente e insatisfactoria, aunque trataron de mantener cierta unidad de estilo al volver a contar con Hideo Nakata, que en esos años se había convertido en una referencia internacional del nuevo cine terror, posición que afianzaría con otra adaptación de Kôji Suzuki, Dark Water (Honogurai mizu no soko kara, 2002) y con Chaos (Kaosu, 2000) un atmosférico y oscuro thriller. La estrella de Nakata se apagaría pronto, tan solo unos años más tarde ya no era un director tan seguido y sus siguientes películas comenzaron a tener dificultades para destacar; pero ese es otro tema. Volviendo a Ringu 2, de la novela solo toma el detalle de que la nueva protagonista sea Mai Takano, la “novia” de Takayama. Lo demás es todo inventado, y mal inventado. En definitiva, reemplazaron Rasen, que no era gran cosa, por ésta, que tampoco lo es, aunque está rodada con más medios y la calidad de factura es superior.
En Ringu 2 la dinámica del video se mantiene como premisa, pero Sasako empieza a demostrar presencia y poderes en la Tierra sin necesidad de que haya visto el video o hayan transcurrido los siete días. Es decir: los sucesivos guionistas de la serie cinematográfica comienzan a hacer lo que quieren, y el universo Ringu pierde continuidad, abundando en soluciones “porque sí”. Claro, esta Sadako es sin duda la más poderosa (si puede actuar libremente “por la magia del guion”, entonces ya nadie está a salvo), pero es mucho menos interesante.
En Ringu 0, la precuela, se alcanza un cierto mix entre la Sadako fantasmal de las dos películas anteriores, y algunos conceptos sacados de las novelas, en especial de la tercera, la antología de tres historias Ringu Ribirth. Al ser una precuela, es decir, trata sobre la vida de Sadako antes de que la asesinaran, aquí les cuadra recuperar el concepto del interés de Sadako por el teatro, los acontecimientos con la compañía Isho y el acercamiento romántico con Toyama. Esto no quiere decir que se adapte fielmente el canon de las novelas, pero hay elementos que comienzan a estar compartidos. También adaptan del tercer libro el desdoblamiento de Sadako: aparece una Sadako espectral junto a la Sadako viva y real, como una manifestación subconsciente de su ira, que irá ejecutando a todos aquellos que la hagan daño o simplemente la contravengan. En cierto modo, se supones que es esta Sadako malvada presentada aquí la que va a prevalecer en la época del video maldito y posterior. O bien, también podemos entenderlo como que esta fue la primera vez que sus inabarcables poderes se manifestaron, completamente al margen del control de la joven. Sadako Yamamura podría seguir siendo considerada una buena persona, o algo así, que a su pesar lleva en su interior una fuerza furiosa y destructiva, o bien que conecta nuestro mundo con otro, en el que la vida humana no vale nada.
Mientras tanto, en TV, dos sucesivas miniseries basadas en The Ring presentaron una ensalada de ideas, a cada cual más loca, entre los conceptos de ciencia ficción apocalíptica de la novela, y sobrenaturales de las películas. La primera serie, volvía al video maldito (en este caso, un videoclip musical de cierta cantante…), y la segunda cogía el fin del mundo apuntado en Rasen y lo expandía en direcciones que recordaban en muchas de sus decisiones a los mundos del manga y el anime. ¿Recomendables? Divertidas, y con trece capítulos cada una, pueden probar a echarle un vistazo. Verán a Sadako queriendo volver a nacer, queriendo volver a caminar sobre la tierra o queriendo que los humanos se mueran por una pandemia vírica, conceptos todos que ya hemos mencionado, bien porque vienen de los libros, bien porque alguna adaptación se atrevió a tomar.
La franquicia, sin embargo, se tomó una pausa. El cansancio sobre ella parecía claro, así que desde Ringu 0 de 2000 tendremos que volver a esperar hasta 2012 para tener más Sadako. Y volvería con Sadako 3D. La apuesta por el 3D como única novedad, quizás pueda considerarse un síntoma inequívoco de cuando una saga ya ha dado todo lo que tenía que dar. Avatar todavía estaba reciente, y el 3D en su último boom (el 3D es una cosa que va y viene, ya estuvo de moda en los 50, y otra vez en los 80), además de que Koji Suzuki había lanzado al mercado nuevas novelas sobre Ringu. Así que los productores apostaron por Sadako en este mero espectáculo de jump scares, generalmente aprovechando muy bien la tercera dimensión: podremos ver a Sadako saliendo de la pantalla hacia nosotros, cabellos flotando, insectos volando, etc. También hay un climax con unas “Sadako arañescas” muy divertido y de videojuego. En defintiva: si te gusta la pachanga y los sustos, puedes sacar un rato muy entretenido de Sadako 3D, una experiencia más parecida al tren de la bruja de una feria que a una película.
Y sin embargo, hay dos conceptos necesarios de recuperar aquí. Primero, que en 2012 el video ya no está en VHS, ahora está en plataformas tipo Youtube y se difunde por redes sociales. Hay cierto comentario sobre el morbo de la gente que puede ser interpretado como una crítica, cuando tantos personajes andan buscando un video en el que se suicida un chico (video que terminará siendo el rito de invocación a Sadako). Lamentablemente, Internet es tratado solo como un nuevo campo virtual para los sustos arbitrareos. La gran película en la que ciertos portales de la Deep web sean la entrada a un mundo esotérico o sobrenatural, aún está por llegar.
El otro aspecto a destacar, es que retomamos la idea de que Sadako quiere volver a habitar un cuerpo humano, una de las líneas argumentales típicas en las novelas. Basada sobre todo en la cuarta novela de 2012, conocida indistintamente como S o Cool Image, se nos presenta el personaje de Ayane Ayakawa, una mujer con poderes psíquicos (tiene una especie de “supergrito” a lo Banshee de los X-Men, y no estoy de broma), que es elegida por Sadako como el mejor receptáculo posible para poseerla y regresar a través suyo a la vida. Esa trama, con la del nuevo video maldito referida en el párrafo anterior, sustentan tanto la novela como a Sadako 3D. Una diferencia curiosa entre ambas, es que en la novela el protagonista principal es Nakatori, el novio de Ayane, mientras que la película desplaza el foco hacia ésta. Curiosamente, al haber vuelto a los libros de Suzuki, estas nuevas películas en 3D sobre Sadako encajan mejor con Rasen, la secuela excluida. Lógicamente, ya que Rasen sí estaba basada en la secuela en novela, mientras que The Ring 2 no.
Sadako 3D 2, la secuela directa, repite muchos de los personajes, así que lo normal es que hubiese adaptado la siguiente novela, la quinta de la serie: Tide (2013). Pero no, se trata de una historia completamente nueva, en la que Sadako, atrapada por Ayane Ayakawa, la heroína de la anterior película, ha conseguido intervenir en la concepción del primer hijo de ésta, y ha conseguido que la hija (porque es niña) en realidad sea suya. Bloquea a Ayane en una especie de trance en coma, y se ocupará (con muchos agujeros de guion) de que nada se interponga en el camino de la niña, que se llama Nagi. La tía de Nagi, Fuko, hermana de Nakatori (el novio de Ayane), empezará a sospechar que pasa algo raro con la niña, y poco a poco irá averiguando qué es, con la oposición encarnizada de Sadako, que quiere escapar de Ayane y que su hija domine el mundo a su lado. De nuevo tenemos un batiburrillo entre sustos gratuitos, una trama de video maldito, manifestaciones de Sadako y el misterio de qué ocurrió con Ayane. No es que las piezas encajen mucho, pero la película es entretenida.
Pero si Ringu significa “anillo”, traducido en el contexto de esta franquicia como círculo o incluso aro, qué mejor manera de despedirnos de Sadako que cómo todo empezó: de la mano por un lado del escritor Koji Suzuki, y por el otro del director Hideo Nakata, que en 2019 volvió a la serie para dirigir Sadako, está vez sin 3D, y tomando muchas ideas de Tide, la última novela de Suzuki de esta saga. El resultado, que artísticamente dejó mucho que desear, volvió por enésima vez a dos de las ideas ya presentadas: por un lado, la reencarnación de Sadako en una niña. Al comienzo de la película, su madre intenta matarla quemando la casa, al sospechar que es la reencarnación de Sadako y que hay que pararle los pies. Pero la niña se salva (una Sadako espectral la ayuda), y en internada en un hospital, donde la protagonista, la doctora Mayu Akikawa, pasará de la lástima por la niña a la sensación de que hay algo malo en ella. En paralelo, la otra idea, el hermano de Mayu es un aspirante a Youtuber, que se mete en líos con el video maldito y la maldición viral que rodea a Sadako en Internet.
Aún nos quedan un par de versiones más a considerar: primero, Sadako DX (2022), ambigua producción que funciona tanto como reboot que como parodia, con algunas referencias a la pandemia del COVID. Por otro, los crossovers, especialmente Sadako vs. Kayako, o cómo enfrentar el fantasma de The Ring con el fantasma de The Grudge. Las mezclas de monstruos siempre aparecen cuando el canon entra en decadencia.
En resumen: si me preguntan qué o quién es Sadako, la verdad es que cuanto más leo o más películas veo, menos lo sé. Digamos que es una criatura sobrenatural de naturaleza demoniaca, que en su paso por la Tierra fue muy desafortunada, y que probablemente aquello alimentó su rencor. Perdida en infinitas líneas temporales, con un montón de novelas, series, y películas, que algunas se tienen en cuenta entre sí mientras la mayoría de las veces se ignoran.
Personalmente me quedo con la Sadako fantasmal del video maldito, cuanto más rígidas sean sus normas mejor, cuanto más se respete la continuidad mejor. Tampoco me importa tener en cuenta los intentos de Sadako por reencarnarse, poseer a un vivo o tener un hijo. Cuando juega a convertirse en enfermedad ya me parece que estamos hablando de otro tipo de ser. Es un villano para el que parece que todo vale.
Pero quién sabe: quizás en el futuro retomen al personaje en un relanzamiento a la altura. A Godzilla le ha pasado, quizás alguien se tome a Sadako en serio algún día, y vuelva a hacer una película aterradora y que guarde cierta coherencia. Confío en ello.
Esperen. Mi televisor se acaba de encender solo. Ha debido de ser una interferencia, pero el caso es que se ha encendido. En imagen veo un pozo. Ya es casualidad. Sé que no puede ser, pero… Algo se mueve…
Hola, Sadako.
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