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LA MAGIA, POR FIN, REGRESA AL CINE. Una película familiar como las de antes, emotiva, mágica e inteligente a la manera en la que lo eran “ET” o “Exploradores”, con la que Disney vuelve a la ciencia ficción de una manera muy positiva.

“La oportunidad de hacer algo original a gran escala no es algo que en esta industria se te presente todos los días.” Brad Bird.

Escribo estas palabras aún emocionado tras haber asistido al cine a ver Tomorrowland de Brad Bird (el cerebro tras el proyecto junto con el guionista y también productor del film Damon Lindelof) y es que aunque Tomorrowland era la única película de este 2015 que realmente me provocaba curiosidad e ilusión casi nunca se cumplen las expectativas ante un estreno veraniego prometedor (aunque se haya estrenado técnicamente justo antes del verano). Una de las grandes virtudes del proyecto es que como ha declarado Brad Bird no ha cometido el error de lanzar un trailer del film que lo contara todo (como pasó con El Gigante de Hierro) y el misterio y secretismo entorno aTomorrowland (algo tan difícil de mantener en el actual mundo de internet y de ese ansia absurda por devorar información, por banal que sea) le ha dado un encanto especial que a diferencia de Super 8 (2011) no se ha visto decepcionado en la sala de cine. Mientras visionabaTomorrowland me volví a sentir como aquel niño de siete años que vio ocho veces seguidas en el cine “E.T. El Extraterrestre” o cuando hace unos años pude ver otro film que recuperaba la magia y el “sense of wonder” de la infancia (hablo de “Zathura, Una Aventura Espacial” de 2005, ¡film que se debería reivindicar mucho más!). El otro día cuando veía Tomorrowland y la peli empezaba a secuestrarme, a llevarme por caminos de fantasía que hacía años que no visitaba me sentí como un niño, o mejor dicho como aquel niño que devoraba pelis en doble sesión en los cines de mi infancia (principalmente de Bud Spencer y Terence Hill o rarezas ochenteras como La Galaxia del Terror hecha al calor del éxito de Alien, El Octavo Pasajero). Brad Bird ha conseguido, en plena vorágine de Superhéroes clónicos, refritos de Star Wars y sagas de adolescentes aburridos de la vida regalarnos un film que explota la vieja magia del pasado (no necesariamente la Disney, aunque se note la influencia) que al igual que el Interstellar de Nolan (ya se ha dicho en muchos sitios) se recupera el sentido de la maravilla por la ciencia-ficción y la fantasía llevándonos a futuros fascinantes y esperanzadores (mientras, encima, se nos hace pensar por el camino de las aventuras de los protas!). Suscribo totalmente las últimas palabras del crítico de cine Noel Ceballos reseñandoTomorrowland: “Por supuesto que es naíf, claro que resulta infantil, pero quien no se sienta conmovido ante su canto a la imaginación y su mirada humanista es que aún no sabe de qué va esto del cine.”

Si Tomorrowland hubiera sido un film fallido hubiera comentado que alguna escena parece sacada de Terminator 2 o de Aliens (ambas de Cameron, por cierto, un director que se ha perdido en la desmesura y la egolatría más triste) o que el personaje de la niña-robot intentaba ser un plagio de la Hit-Girl de Kick-Ass… pero eso sería si la peli no funcionara, si Brad Bird no hubiera cogido elementos añejos y otros novedosos y no nos hubiera entregado una perfecta aleación alquímica de aventura, sci-fi reflexiva, fantasía de toda la vida y no hubiera dado una lección a momias como Spielberg o Lucas que siguen explotando franquicias de un pasado glorioso ya muy muy lejano (¿realmente hacía falta otra peli de dinosaurios o seguir explotando la trilogía original de Star Wars???)

En Tomorrowland tenemos los ingredientes clásicos de una aventura fantástica: una post-adolescente (porque la actriz protagonista ya tenía 24 añazos) llena de esperanza y rebeldía, un adulto amargado y resignado que recupera la esperanza gracias a la juventud que se presenta en su casa a sacarle del pesimismo existencial, una niña (robot en este caso) que da el contrapunto cuando es necesario a los personajes de “carne y hueso” y les guía, cuando es necesario (o les ayuda) para que no se pierdan y un malo carismático (en este caso Hugh Laurie con una boquita sin nada que envidiar al mítico ya Doctor House) que dé algo de marcha a la función (por no hablar de robots asesinos, más y menos sutiles, naves espaciales, y viajes interdimensionales!). Las novedades en este caso es que Brad Bird nos quiere hacer pensar por el camino, llenar los diálogos de matices filosóficos y dejar puertas abiertas a nuestras propias reflexiones. Eso sin mencionar el personaje de la niña-robot (que deja en pañales al niño-robot de Spielberg en su fallida y/o decepcionante Inteligencia Artificial) interpretada por una estupenda Raffey Cassidy de doce años (actriz británica a la que ya habíamos visto en Blancanieves y La Leyenda de El Cazador) que es expresiva cuando debe, dura cuando toca y que nos sorprende con escenas de acción tan brutas como las de la ya mencionada Hit-Girl (de hecho de haber tenido Chloe Grace Moretz aún doce años hubiera sido la elección lógica) y momentos de emoción que a mí personalmente me han recordado a las escenas finales de E.T. (si, esa escena emotiva entre la niña-robot y George Clooney hizo que se me saltaran las lágrimas en la sala de cine…algo que no pasaba desde el final de Los Puentes de Madison!).

Britt Robertson (que junto con el estreno también en nuestros cines de la romanticona El Viaje Más Largo va ya para estrella a lo Jennifer Lawrence, además también es rubia y de ojos azules) está estupenda como heroína inesperada (pero ilusionada) recordando a lo mejor de los personajes juveniles de las pelis de los 80’s metidos de pronto en una aventura más allá de la aburrida realidad (recordemos pelis como Exploradores o la ya mencionada E.T.) solo que ahora una actriz como ella es capaz de realizar prodigios en las escenas físicas que antes ni se atrevía nadie a rodar (hoy día las actrices infantiles y adolescentes o están en forma o lo pasan mal en los rodajes de este tipo de escenas, en que cada vez se exige más). George Clooney está perfecto como carismático madurito que ha arrojado la toalla pero ahora la vuelve a recoger y ya digo que el personaje de Hugh Laurie (impagable la escena en que Clooney le comenta si aún sigue tomando su batido de “elixir de la eterna juventud” que lo mantiene siempre con la misma edad y Laurie le responde “Claro, además ahora lo hacen con sabor a chocolate“) es el malo perfecto para dar marcha a la función.

Persecuciones, aventura, ultraviolencia tan de moda ya (esa escena de la Robertson machacando sin piedad la cabeza de un robot con un bate de beisbol hasta que Clooney consigue que lo deje ya, las tremendas escenas de la niña-robot contra los robots asesinos), fantasía, magia, sentido del espectáculo y tocar la fibra sensible o humorística (la Robertson después de tragarse dos coca-colas seguidas y soltar el eructo más largo jamás filmado!) cuando toca. Tomorrowland lo tiene todo para un divertimento en familia o con amigos, o para los que quieran recuperar la vieja magia del cine (los cuarentones como yo que solíamos ver pelis como esta en nuestra infancia ochentera).

Quizá Tomorrowland no arme tanto ruido (las recaudaciones del film están siendo decepcionantes, cosa que no olvidará la industria del cine americana) como el nuevo y pretencioso bodrio de los Vengadores o el próximo refrito de Star Wars. En realidad para míTomorrowland es una rareza (la vi en un cine con mi hermano y apenas media docena de personas más…mientras los padres y sus hijos se iban a ver en masa “Ups…¿dónde está Noé?“) y así la he disfrutado, como si Brad Bird la hubiera hecho para mí y para el niño ochentero que fui y que intento no olvidar. Tomorrowland es magia y fantasía y encima inteligente. No se pierde en ambiciones pomposas a lo Avatarni en saquear ideas gastadas y huecas, ni intenta ser lo más cool del universo (al estilo Marvel). Igual ya no hay un público realmente paraTomorrowland (ese público que ha preferido en los últimos lustros devorar sagas como Transformers, Crepúsculo y los mil clones de la Marvel de cada verano) o ese público ha cambiado y prefiere más el cinismo irónico y el pesimismo supuestamente realista (contra lo que lucha precisamente el guion y la historia que cuenta Tomorrowland) antes que la fantasía infantil y la magia aventurera que a algunos les pueda parecer incluso ingenua en estos tiempos actuales donde triunfa la cruel ironía y los más burdos chistes existencialistas.

Tomorrowland es cine con mayúsculas y el único problema es que se convirtiera en franquicia. Spielberg, cuando aún estaba joven y fresco, supo que E.T. El Extraterrestre no debía ser pasto de las secuelas y refritos (para no manchar la magia original). Tomorrowland debería ser el E.T. de esta generación. Yo el otro día mientras veía Tomorrowland sólo lamentaba no ser un niño de diez años para haber flipado aún más con la experiencia. De haberla visto a mis diez años ahora Tomorrowland ya sería parte de mi leyenda personal como cinéfilo…pero no dudéis que acabará siéndolo muy pronto!

TOMORROWLAND POSDATA:

Según el Hollywood Reporter (información del 10 de Junio) el film Tomorrowland ya se puede considerar uno de los mayores fracasos de la Disney de los últimos tiempos. Al menos desde el fiasco de El Llanero Solitario (2013). Calcula la publicación que Disney va a perder más de 100 millones de dólares (haciendo los cálculos de lo que ha costado el film y lo que ha costado la promoción del mismo: unos 330 millones en total…cuando sólo lleva recaudados 170 millones a día de hoy a nivel mundial) ya que lo cifra en más de 140 millones de pérdidas. Eso junto a que films tan poco arriesgados como Cenicienta o la nueva de Los Vengadores (junto con el futuro bombazo de la nueva trilogía de Star Wars) han triunfado a lo grande sin duda alguna dejará claro a los ejecutivos qué tipo de cine hay que hacer para no llevarse sustos. La publicación se pregunta por qué ha fracasado Tomorrowland y apunta una teoría (basada en alguna encuesta a pie de cine): a muchos adultos la peli les ha parecido demasiado infantil y a los niños la peli les ha parecido demasiado adulta (!!!). A mí que pase esto con el cine de fantasía original y arriesgado (arriesgado porque va contra las modas actuales) me parece una verdadera pena.”

 

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