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El estreno en los USA directamente en DVD de The New Daughter, la película debut de Luiso Berdejo, sin pasar por los cines, fue una de las grandes decepciones que nos ha deparado 2010. No todos los días realiza su opera prima en los Estados Unidos un director español, y protagonizada por una estrella como Kevin Costner. Tampoco todos los días ese director novel (sic) es una figura tan conocida y prominente como Berdejo, cuyos cortometrajes están acostumbrados a ganar premios y que se está fraguando también una carrera como guionista de género terrorífico para otros, siendo su trabajo más exitoso, recordemos, [REC] que concibió junto a sus directores Paco Plaza y Jaume Balagueró. Sin embargo así han salido las cosas: la pequeña productora independiente que le encargó que dirigiera la película, a falta de poder cerrar un trato con una distribuidora grande con la que compartir los riesgos del estreno en cines, ha terminado considerando que la mejor manera de sacarle rendimiento a su producto es sacándolo a DVD y BD, cosa que tuvo lugar el pasado 18 de mayo a través del sello Anchor Bay. Una lástima. Tras ver la película salta a la vista que estamos ante un film de bajo presupuesto (lo más caro de la película debió de ser el sueldo de Costner), pero a nuestro juicio mejor que otros más costosos que sí cuentan con la suerte de haberse estrenado en cines, a pesar de los defectos y carencias que vamos a ver a continuación.

The New Daughter es una especie de gótico americano familiar con tintes lovecrarianos, o más bien con ecos de Arthur Machen (una de las principales influencias de H.P. Lovecraft). Kevin Costner es un padre al que su mujer ha abandonado por otro hombre, dejándole con sus dos hijos: Louisa, una adolescente interpretada por Ivana Baquero (la niña de El laberinto del fauno, cada día menos niña) y Sam, un pequeño de no más de diez años (Gattlin Griffith). La familia abandona la ciudad y se traslada a un pequeño pueblo de Carolina del Sur, en donde el padre pretende conseguir la tranquilidad que necesita para curar las heridas emocionales, y compatibilizar el cuidado en solitario de sus hijos con su trabajo, así que ha comprado uno de esos caserones que en las películas de terror americanas siempre conllevan problemas sobrenaturales. Louisa está viviendo la crisis familiar de manera especialmente virulenta y lo paga con su padre, y lo peor es que al poco de llegar a la casa nueva comienza a presentar un comportamiento todavía más extraño, como si algo la estuviera cambiando o poseyendo. Tal vez el montículo cercano a la casa, que se supone que es un túmulo ritual funerario indio, pero que a lo mejor es uno de esos lugares de poder con conexión directa con dioses y seres adorados en una época pagana o incluso anterior, tenga algo que ver…

Puede que cuando mencioné a Machen como referencia pensaron que la cosa tenía buena pinta, pero después de haber leído la sinopsis anterior estoy seguro de que ya adivinan el primer problema de The New Daughter: su absoluta predecibilidad. ¿Familia disfuncional se muda a un caserón en un área rural y uno de los hijos comienza a manifestar influencias demoniacas o a ver cosas? ¿Cuántas veces hemos visto ya esa historia? ¡Más trillado no puede estar! Pero esperen, antes de que se pongan a pensar en algún pestiño tipo The Messengers (2007, de los hermanos Pang) o peor, déjenme asegurarles que en The New Daughter hay algo que rascar.

Primero, un excelente tratamiento de los personajes durante la primera hora de metraje: Luiso Berdejo ha conseguido en todo ese tramo un apreciable drama familiar, con un padre creíble y cuya problemática resulta reconocible y empatizable por el espectador, y unos niños que caen bien, cuyos sentimientos se comprenden también a las mil maravillas, y una Louisa, personaje delicado con el cual sería demasiado fácil caer en el exceso, muy bien calibrado, en el punto exacto entre la rebeldía, el sufrimiento y el proceso de resignación que podría sentir una persona tan joven que está viviendo lo que ella vive. Para lograr eso, el director donostiarra se ha apoyado en un sobresaliente trabajo de los actores, sobre todo Kevin Costner, un actor al que los años pueden llegar a sentarle más que bien (reivindico desde aquí y ya una necesaria revisión urgente de Mr. Brooks, film de psicópata que el actor protagonizo en 2007, y por lo que a mí respecta una pequeña pieza más que notable gracias a su guión y al trabajo de Costner y William Hurt), y de Ivana Baquero, quien ya tiene dieciséis años y puede decir que le ha aguantado el plano al protagonista de Bailando con lobos mejor de lo que lo hizo Jennifer Aniston.

Toda esa primera parte de la película tiene el ritmo que tiene que tener, desarrolla las tres psicologías y las sumerge en el clima mágico y sobrenatural de las localizaciones, de ese bosque y ese montículo, haciéndonos pensar que a pesar de lo manido de la historia, estamos ante un representante más que destacable de esta clase de temática. Donde otros films se estrellan, al transformarse en bobalicones carruseles de sobresaltos y escenas gratuitas, Berdejo pasa agradablemente de puntillas por los momentos del guión de John Travis que más pudieran prestarse a lo sensacionalista y lo barato (por ejemplo: el momento en que Louisa se venga de una compañera del instituto que la está acosando), para concentrarse en las relaciones entre ellos. Donde en otras películas habría sustos sonoros y gratuitas exhibiciones de efectos, en The New Daughter hay una escena maravillosa en su simplicidad que da muestra de lo que quiero decir: Kevin Costner consultando en un buscador de Internet, como haríamos cualquiera, sobre lo que le preocupa del comportamiento de su hija, progresivamente más relacionado con lo extraño. Pequeños detalles de puro fantástico telúrico y paganista, como el muñeco de palo o esealgo más monstruoso que merodea por el tejado de la casa, que Berdejo sí se permite para ir configurando el segundo eje ordenado de su película: Esa lenta, sutilísima evolución hacia la notición de “todo parece normal, pero algo no va bien” que es la esencia fantastique.

Adivino lo que estará pensando algún lector: “si quiero ver una película de terror, a lo mejor no quiero ver un drama familiar por muy creíbles y humanos que sean los protagonistas ni por mucho que vivan junto a un túmulo raro; y si encima me estás diciendo que la película carece de sustos, que no salen ni fantasmas aulladores ni va muriendo gente cada diez minutos… ¡ya apaga y vámonos!”. Sería una objeción que hasta cierto punto entiendo, aunque lamentaría que el lector fuera tan cerrado. Pero yo he de avisar de cómo son las cosas, aún a riesgo de que alguien piense que The New Daughter es un film aburrido.

Porque el problema no es ese. Ya he dejado claro que esa primera hora, sin muertes, sin sustos, sin patrañas… me parecen una muestra sensacional de buen hacer dramático, artístico y técnico. Lamentablemente el avance del guión en la dirección predecible (alrededor del montículo tiene que pasar algo, y Louisa tiene que terminar de alterar su personalidad… ¡como era de prever desde que leyeron la sinopsis!) es de una torpeza supina, y no permite ni fomenta la conservación de la atmósfera creada ni de la credibilidad de los personajes. El momento en que la película se va abajo es fácil de identificar: ¿saben ustedes ese momento de las películas de terror malas, y de algunas buenas, en las que el protagonista va a hablar con otro personaje misterioso a un lugar siniestro y extraño (a veces un manicomio o un asilo, aunque aquí no es el caso), y ese otro personaje le da información valiosísima sobre la historia de su casa o sobre la maldición de turno? Sí, es ese típico momento en el que es evidente que el guionista no sabe ninguna otra forma de hacer avanzar su guión. Cada vez que un guionista emplea ese penoso recurso, los demás guionistas del mundo deberían reunirse y darle una buena paliza. Pues The New Daughter tiene ese momento, y a partir de él la película se precipita cuesta abajo cuarenta y cinco minutos más hasta el clímax. Y en este nuevo tramo película ya sí, hay muertes innecesarias, sustos fáciles, pachangueo, ¡y por fin, monstruos! Como si la película fuera otra, con un ritmo distinto, con unos personajes más esquemáticos, sin aprovechar la tensión creada hasta entonces… más directa, sí, más serie B, pero infinitamente más vulgar. Coyuntural, poco ambiciosa…

Las criaturas del túmulo, creadas por el estudio de Todd Masters (Fringe, True Blood, Slithers, Fido, etc), tratan de aliviar la sensación de pérdida, de haber descendido a otro nivel de película menos interesante, y en efecto casi consiguen volver a levantar el interés de los diez últimos minutos, pero es tarde, demasiado tarde. The New Daughter ya se ha malogrado, fallida de tal manera que cuando llega su final abierto e influenciado por otra clase de film que no es como Paranormal Activity (2009) o El proyecto de la bruja Blair (The Blair Witch Project, 1999).

En el fondo, pienso que The New Daughter era un proyecto insalvable con un interés de partida muy escaso, del que Berdejo ha conseguido arrancar, todavía, algo. No creo que sin cambiar más el guión se pudiera hacer mejor. Claro que eso tampoco consuela.

 

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